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Enoc Montemiranda Molinares lleva contados los días que le ha tocado permanecer privado de su libertad. Dice que son 404, 'encerrado pasando todas las necesidades imaginables. No maté a nadie, no robé y no trafiqué con drogas. Tampoco falsifiqué documentos, ni infringí, que recuerde, ninguna ley', asegura con tono firme pero pausado.

Este hombre, de 44 años, nacido en el barrio La Unión de Barranquilla, está preso en un galpón que funciona como cárcel en el comando de tránsito de la Policía Nacional Bolivariana, PNB, al suroeste de Caracas, Venezuela. Junto a él se encuentran otros tres barranquilleros, uno de Manizales, otro de Bucaramanga y 55 personas oriundas de varias poblaciones de Bolívar, entre ellas una mujer. Todos están tratando de resolver, como pueden, una situación que les parece 'absurda y caprichosa'.

Corría la tarde del primero de septiembre de 2016 en la capital del vecino país cuando el presidente Nicolás Maduro anunció, durante su participación en la concentración oficialista 'en defensa de la paz', por cadena nacional de radio y televisión, los resultados de un operativo policial adelantado en Caracas contra 'un campamento de paramilitares colombianos'.

'Hemos estado con la Operación de Liberación del Pueblo, OLP, capturando mercenarios. En la zona norte de Caracas, barrio El Manicomio, capturamos un campamento de paramilitares colombianos con 92 personas a 500 metros del Palacio de Miraflores', detalló el mandatario venezolano.

El abogado Sergio Aranguren, quien ejerce de defensor de este grupo, señala que hasta la fecha no existe 'una investigación formal ni una acusación que demuestre que estos colombianos incurrieron en algún delito dentro de este país (Venezuela)'.