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La ciudad de Raqa, que fue la 'capital' del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria, cayó completamente el martes en manos de las fuerzas kurdo-árabes respaldadas por Estados Unidos tras varios meses de combates.

La caída de Raqa es un nuevo revés para el EI, que perdió mucho terreno en Siria y en el vecino Irak tras múltiples ofensivas para expulsarlo de las regiones que conquistó desde 2014.

El martes, la emblemática intersección Al Naim, donde los yihadistas llevaban a cabo sus ejecuciones, estaba repleta de combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) festejando la victoria.

A su alrededor, el paisaje era desolador: edificios en ruina, calles repletas de escombros de todo tipo y carcasas de coches, una ciudad destrozada tras cuatro meses de combates y bombardeos.

En más de cuatro meses de combates, 3.250 personas murieron, de las cuales 1.130 civiles y 2.120 combatientes, según la oenegé Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Las operaciones militares en la que fuera 'capital' de EI en Siria 'terminaron (...) la ciudad está bajo el control de las Fuerzas Democráticas Sirias', indicó a la AFP un portavoz de esta alianza, Talal Sello.

'Todo terminó en Raqa (...). Hay actualmente operaciones de búsqueda para eliminar las células durmientes, si las hay, y para desminar la ciudad', agregó.

Las FDS habían lanzado su ofensiva en noviembre de 2016. Se emplearon primero en reconquistar los territorios alrededor de Raqa, para aislar la ciudad y cortar los principales ejes de comunicación con el exterior.

En junio los combatientes ingresaron en la ciudad, con el apoyo de los bombardeos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.

Raqa se convirtió en símbolo de las atrocidades de la organización yihadista, desde donde se habrían planificado atentados contra varios países, principalmente en Europa.