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Sebastián Piñera se encamina a abrochar su reelección en Chile, dando un nuevo giro a la derecha y repitiendo una escena recurrente en los últimos doce años: el traspaso de la banda presidencial entre él y la socialista Michelle Bachelet.

A un mes de los comicios, Piñera marcha sólido en el primer lugar de las encuestas, con 44% de las preferencias, seguido a distancia por el candidato de la coalición oficialista, Alejandro Guillier (21%), y la periodista Beatriz Sánchez (12%), de la novel agrupación de izquierda radical Frente Amplio, que debuta en política en estas elecciones.

'En términos de resultados, la elección está relativamente resuelta. Si las elecciones fueran este domingo, probablemente ganaría Sebastián Piñera. Habría una segunda vuelta, que también ganaría Piñera', dice el analista de la Universidad de Santiago Rodrigo Osorio.

Pero 'las elecciones siempre tienen incertidumbre. Piñera va liderando las encuestas, pero no hay garantía de que gane', plantea en cambio Patricio Navia, profesor de Universidad de Nueva York.

En medio de un fuerte desencanto del electorado, un bajísimo interés en la elección y una falta de renovación de figuras políticas, Piñera regresó a la escena pública. Aunque para algunos, nunca se fue del todo.

Pese a poner en marcha un ambicioso plan de reformas, la mandataria socialista Michelle Bachelet sufrió un desplome de su popularidad tras un escándalo de corrupción que involucró a su hijo mayor. A ello se sumaron las discrepancias entre los partidos de su coalición Concertación Democrática, que por primera vez competirá con dos candidatos.

Todo ello facilitó el despegue de Piñera, un exitoso empresario.

'Ellos están haciendo mucho para que ganemos la elección presidencial', consideró el diputado opositor Cristián Monckeber sobre la difícil convivencia entre socialistas, radicales, democratacristianos y comunistas dentro de la coalición oficialista tras el desplome de la popularidad de Bachelet.

Incertidumbres

Sin embargo, pese al viento a favor de Piñera, la elección presenta algunas incertidumbres.

'La primera vuelta la gana Piñera. Está en duda si va a balotaje y eso va a depender de la capacidad de movilización que tengan los otros seis candidatos' de izquierda en carrera, dijo a la AFP el cientista político Raúl Elgueta.

Los sondeos muestran que Piñera no podría evitar el balotaje. En la historia reciente de Chile, hay que remontarse a 1993, cuando el demócratacristiano Eduardo Frei ganó la elección con el 58% de los votos.

No está tan claro si Alejandro Guillier o Beatriz Sánchez disputarían con Piñera una segunda vuelta, que tendría lugar el 17 de diciembre, aunque los últimos sondeos muestran un estancamiento de la candidata del Frente Amplio.

Ante este escenario, Guillier -un periodista que después de tres décadas de carrera en medios saltó a la política- comenzó a levantar la idea de conformar un frente de 'todos contra la derecha', bajo la premisa de que Piñera 'es un riesgo para el país'.

'La segunda vuelta será más peleada que la primera vuelta. Si la izquierda se une detrás de un candidato, tiene buena chance de ser competitiva. Yo no daría por seguro que Piñera va a ganar', dice Navia.

Pero lograr esta unidad 'es difícil, porque el tono de los dirigentes del Frente Amplio ha sido un tono más orientado a la libertad de acción', explica Elgueta, especialista de la Universidad de Santiago.

Tal como ya ha sucede en otros países, la lucha de la izquierda radical en Chile no parece ser contra la derecha tradicional sino que trata de arañar votos a la desprestigiada socialdemocracia y conseguir amplia presencia en el Congreso.

El apoyo a Guillier de la segunda candidata del oficialismo, la senadora de la Democracia Cristiana (DC) Carolina Goic, tampoco está asegurado.

Con visiones más conservadoras, la DC fue el único partido de la coalición de gobierno que decidió presentar su aspirante presidencial propio pese al escaso apoyo que recibe en los sondeos.

La gran incertidumbre de esta elección se configura entonces en la participación en unos comicios con voto voluntario, plantea Osorio.

Con un padrón de 14,3 millones, se espera una alta abstención. En las últimas elecciones municipales votó sólo un 36%.

Una baja participación debilita aún más las opciones de la izquierda, ya que en Chile, tradicionalmente, el votante de derecha es más disciplinado a la hora del sufragio.

En paralelo, los chilenos elegirán 155 nuevos diputados y la mitad del Senado, en unos comicios en que debutará el nuevo sistema electoral proporcional que echó abajo el binominal legado por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990)