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Kenia registró una participación a la baja este jueves en una elección presidencial boicoteada por la oposición y enlutada por la muerte de cuatro personas en enfrentamientos con la policía.

Convocados tras la anulación de la presidencial de agosto, se esperaba que en estos comicios saliera reelegido con amplia ventaja el presidente Uhuru Kenyatta, de 56 años, ante el boicot de su principal opositor, Raila Odinga, de 72 años.

Kenyatta confiaba poder contar con una amplia participación para tener una cierta legitimidad democrática, pero los electores evitaron en gran medida las urnas.

A las 17H00 (14H00 GMT) la participación era de 48%, una fuerte caída respecto al 79% de los comicios de agosto -invalidados por la justicia por 'irregularidades'-, anunció el presidente de la comisión Electoral (IEBC), Wafula Chebukati.

Unos 19,6 millones de electores estaban en teoría convocados a las urnas en 40.883 locales de votación en todo el país. 

'Nos están disparando'

El líder opositor, Raila Odinga, quien el 10 de octubre retiró su candidatura, llamó a sus partidarios a boicotear la elección 'quedándose en casa', estimando que las condiciones para una consulta transparente y justa no estaban reunidas.

Pero no todos sus partidarios siguieron la consigna. Y, contrariamente al escrutinio de agosto, que se desarrolló en calma, este jueves hubo numerosos choques violentos entre opositores y policía.

Al menos cuatro personas murieron por impacto de bala y decenas resultaron heridas, según fuentes policiales y hospitalarias. Tres hombres murieron en la barriada de Mathare en Nairobi, y en las ciudades de Kisumu y Homa Bay, en el oeste.

La policía precisó en la noche que otra persona sucumbió a una herida en una pierna en Kisumu.

Según el jefe del IEBC, al menos 87% colegios electorales abrieron. Pero en el oeste la mayoría permanecieron cerrados ya que el material para la consulta no había llegado y los agentes electorales temían por su seguridad.

Esto llevó a la Comisión Electoral a posponer la votación hasta el sábado en cuatro comarcas del país.

'Es una locura, nos están disparando. Nos manifestamos y nos disparan. ¿Qué tipo de país es este?', declaró a la AFP samuel Okot, de 20 años, quien estaba en un hospital de Kisumu con un amigo herido de bala en una rodilla.

'No queremos esta elección, no queremos a Kenyatta, lo que queremos es el cambio. Que la IEBC haga reformas y luego elecciones verdaderas', dijo por su parte a la AFP Joseph Ochyeng, un manifestante de 26 años, en Kisumu.

Ante los nuevos comicios, la IEBC emprendió algunas reformas, pero la oposición estima que la instancia es parcial y mayoritariamente controlada por el gobierno.

Más de 40 personas murieron desde el 8 de agosto, la mayoría por la represión policial, según oenegés.

El 8 de agosto, Kenyatta se impuso con el 54,27% de los votos, frente 44,74% para Odinga. Pero los comicios fueron invalidados por la Corte Suprema, que detectó irregularidades en la transmisión de resultados, responsabilizando a la IEBC. 

Consulta sin garantías

Odinga, candidato a las presidenciales en 1997, 2007 y 2013, presionó para que la Comisión Electoral efectuara reformas, que consideró luego tímidas. 

Anunció que retiraba su candidatura pero su nombre se mantuvo en las boletas electorales, junto a los otros candidatos.

Antes de este jueves, el mismo presidente de la Comisión, Wafula Chebukati, admitió que la instancia no podía garantizar unos comicios creíbles.

Kenyatta, líder de la etnia kikuyu mayoritaria en el país e hijo del padre de la independencia, Jomo Kenyatta, sería reelecto, aunque no de manera inmediata por la cantidad de recursos que podría interponer la oposición.

Es la peor crisis política de la última década. Las profundas divisiones sociales y étnicas de Kenia, de 48 millones de habitantes, resurgieron.

Se teme que se reproduzcan los incidentes desatados después de las presidenciales de 2007, que sumió al país en la peor violencia política y étnica desde su independencia en 1963, con un saldo de unos 1.100 muertos.