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Los ancestros de Mijail Ustinov fueron fusilados en 1917 por haber apoyado al zar y cien años más tarde, este ruso de 68 años todavía sueña con un retorno a la monarquía.

'Los rusos son monárquicos en el alma y esto a pesar de que los soviéticos intentaron barrerlo', dijo Ustinov desde su apartamento en las afueras de Moscú.

Este sexagenario es el portavoz de una asociación autoproclamada que representa a los monárquicos de la capital rusa. 

Desde la caída de la URSS, en 1991, Ustinov se viste todos los días para honrar al zar con un uniforme que recuerda la ropa que portaba el ejército blanco, que combatió entre 1917 y 1922 a los bolcheviques, y ser leal a la memoria de Nicolas II, el último zar.

Décadas después de su asesinato por los bolcheviques en plena revolución, la imagen de Nicolás II ha sido rehabilitada tras el fin de la URSS. 

Sus restos fueron enterrados en San Petersburgo, la antigua capital imperial, en una ceremonia en 1998, a la que acudieron muchos miembros de su familia y que contó con la presencia del presidente Boris Yelsin.  

El heredero de la dinastía Romanov, ejecutado por orden de los bolcheviques en 1918, fue canonizado en 2000 por la Iglesia Ortodoxa Rusa, que lo considera como un mártir, no sólo por su papel como último zar sino por haberse 'resignado a la muerte' en las semanas previas a su deceso.

'Quiero morir vestido con mi uniforme proclamando mi amor por el zar, como lo hizo mi abuelo, mi bisabuelo y todos los míos', aseguró Ustinov, que perdió a una veintena de parientes durante la revolución de 1917, para él 'un golpe de Estado'. 

Un 28% de los rusos se declara 'a favor' o 'no contrarios' a un retorno a la monarquía, según una encuesta conducida por el instituto VTsIOM publicada en marzo. 

Un sector minoritario, pero que registra un alza con respecto a los datos de 2006, cuando sumaban un 22%, y que es más marcada entre los jóvenes: un 33% para el segmento de entre 18 y 24 años y 35% entre 25 y 34 años. 

'Se ve claramente que para las generaciones 'soviéticas' hay una resistencia a esta idea más fuerte que entre los jóvenes, para quienes la monarquía es una forma de gobierno que puede ser factible', dijo el sociólogo Stepan Lvov, que dirigió el estudio. 

Entre los jóvenes rusos, explicó, la monarquía ya no está asociada a una idea de falta de libertades y de democracia, 'incluso es algo atractivo por su racionalidad y eficacia'. 

Putin, 'ya es zar'

Pavel Markov, nacido en el momento del colapso de la URSS, forma parte del grupo de jóvenes que ven la monarquía como 'un sistema más adecuado y equilibrado'. 

'La democracia no le conviene a los rusos, nuestra mentalidad exige un poder autoritario y centralizado', afirmó este joven profesor de historia que vive en Nizni Nóvgorod, 400 kilómetros al este de Moscú. 

'Una monarquía constitucional permitiría consolidar nuestros valores tradicionales para darle al fin fuerza y vigor a la población', afirmó.

Para Elena Melnikova, una estudiante de 22 años especializada en restauración de íconos, no hay duda. 'Vladimir Putin ya es un zar', estimó la joven, para quien un retorno a la monarquía sería una vuelta a los 'verdaderos valores rusos'. En 2015, Putin dijo expresamente que el título de zar 'no le convenía'. 

En un acercamiento a la postura de la Iglesia Ortodoxa tras la canonización del zar, el Kremlin ha rehabilitado su imagen que, junto con la memoria de la URSS, se han situado como parte de la herencia del país.