Venezuela buscará reestructurar su deuda externa, estimada en unos 150.000 millones de dólares, anunció este jueves el presidente Nicolás Maduro, un proceso que se avizora complejo por la postración de la economía.
'Decreto un refinanciamiento y una reestructuración de la deuda externa y todos los pagos de Venezuela', dijo Maduro, al confirmar que este viernes serán desembolsados 1.121 millones de dólares por la liquidación del bono de la petrolera PDVSA 2017.
Maduro recordó que este pago -programado para el jueves- se realizará una semana después de que el gobierno liberara 842 millones de dólares para la cancelación parcial del bono PDVSA 2020.
'No nos van a asfixiar y jamás nos vamos a rendir ante el imperio estadounidense ni ante ningún imperio', añadió, aludiendo a las sanciones del gobierno de Donald Trump que prohíben negociar nueva deuda venezolana.
El gobernante socialista dijo haber nombrado una comisión, encabezada por el vicepresidente Tareck El Aissami, 'para iniciar el refinanciamiento y la reestructuración' de todos los pasivos.
'Nuestra intención es seguir cumpliendo, pero que cese la persecución financiera de los bancos y organismos internacionales contra Venezuela', subrayó.
El anuncio de Maduro pone fin a una política de pago a toda costa que se mantenía desde el gobierno del fallecido expresidente Hugo Chávez (1999-2013).
Solo desde 2014, el país con las mayores reservas petroleras del mundo canceló 71.700 millones de dólares de capital e intereses de deuda, aseguró el mandatario.
Tras la liquidación del bono 2017, Venezuela deberá cancelar en lo que resta del año unos 1.800 millones de dólares de intereses de otros papeles, según la firma Aristimuño Herrera & Asociados.
Aunque están pendientes intereses de otros bonos que debió cancelar en octubre pasado y tienen un período de gracia de 30 días.
Venezuela, con reservas por apenas unos 10.000 millones de dólares, tiene obligaciones para 2018 que ascienden a unos 8.000 millones.
¿Cómo me vas a pagar?
Según consultoras privadas, la deuda externa incluye 45.000 millones de dólares de deuda pública, 45.000 millones en deuda de PDVSA, 23.000 millones de dólares en deuda con China y 8.000 millones con Rusia, entre otras obligaciones.
Sin embargo, una reestructuración se vislumbra difícil, según expertos consultados por AFP.
Orlando Ochoa, doctor en economía de la universidad de Oxford, explicó que el gobierno requiere el acuerdo de los tenedores para ir a una refinanciación.
Un escenario incierto, pues estos exigirán un plan de recuperación en un país cuya economía se contrajo 36% en los últimos cuatro años, al borde de la hiperinflación (proyectada por el FMI en 2.349,3% para 2018) y con su producción petrolera en caída.
A ello se suman las sanciones de Washington, que cierra el acceso a los mercados internacionales.
'Lo que necesita ahora el gobierno es que acepten, pero para eso tiene que mostrar un plan de recuperación', apuntó Ochoa, quien ve poco probable un cambio en el modelo centralista.
Este experto cree que el anuncio de Maduro puede ser interpretado por los mercados como una 'incapacidad de pago y generará nerviosismo'.
'Dentro de un ambiente de sanciones, las reestructuraciones no son posibles, puesto que ni PDVSA ni la República pueden emitir nuevos bonos', comentó el director de la consultora Ecoanalítica, Alejandro Grisanti.
Maduro exhibió como garantía que Venezuela tiene las mayores reservas de crudo. Sin embargo, la producción de PDVSA cayó 22,9% desde 2008 hasta los actuales 1,9 millones de barriles diarios, según la OPEP.
'Una de las cosas que preguntarán los tenedores es 'cómo me vas a pagar, cuando tu producción está cayendo con hiperinflación'', observó Ochoa.
'Un enorme sacrificio'
Con cada liquidación, el gobierno reivindica su 'solvencia', aunque la fórmula de pago ha implicado un 'enorme sacrificio' para los venezolanos al basarse en una agresiva reducción de importaciones, según Ochoa.
En un país dependiente de lo importado y donde el gobierno monopoliza las divisas y fija muchos precios, esto ha generado una aguda escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos.
Las importaciones cerrarán este año en 12.500 millones de dólares, frente a unos 70.000 millones de 2012.
Y con prácticamente todos los índices en rojo, el panorama es sombrío. Además, una reestructuración o un default no significa que con la plata que se deje de pagar se llenarán los anaqueles de la noche a la mañana.
'No funciona así', dijo recientemente Asdrúbal Oliveros, de Ecoanalítica.