Compartir:

El eslabón más débil del capitalismo europeo, el imperio Ruso, estaba inmerso en una revolución social en marzo de 1917, según el calendario gregoriano, pues el juliano señalaba febrero. La guerra había destruido el aparato productivo y reducido a la nada la capacidad combativa del ejército. El régimen más absolutista de Europa, el zarismo, caía ante el embate popular. La burguesía, los liberales y algunos socialistas formaron un gobierno provisional y lideraron la reforma política encabezada por el independiente Alexander Kerenski. Enarbolando la bandera del patriotismo, su gobierno pretendía elevar el ánimo de las masas populares y continuar con la guerra.

La izquierda, los mencheviques y los bolcheviques se lanzaron contra del gobierno provisional y en noviembre de 1917, dirigidos por Vladimir Lenin, tomaron el rumbo del asalto violento del poder establecido, y de la instalación de un gobierno de obreros y campesinos, el primero en la historia de la humanidad.

DIEZ DÍAS

Fueron diez días que estremecieron al mundo, tal como los describe en su libro el periodista estadounidense John Reed, testigo presencial. Los bolcheviques se tomaron por asalto el Palacio de Invierno, sede oficial del gobierno provisional, y proclamaron la formación del gobierno de los Soviets, prometiendo tierra y paz para los rusos. Lenin sacó al país de la guerra y emprendió una reforma agraria. Creó un sistema tributario que sancionaba al campesino medio. Promovió la toma de fábricas por parte de los soviets obreros. Quería tener el control de la producción agrícola e industrial para defender la recién nacida revolución proletaria de los contrarrevolucionarios instigadores de la guerrea civil impuesta por la reacción nacional e internacional.

La toma de fábricas por los soviets obreros, patrocinada por el gobierno bolchevique, y la obligatoriedad de entregar el total de la producción agrícola impuesta por el gobierno de Lenin, llevó al país a una crisis inevitable por la escasez de productos alimenticios y la parálisis del aparato productivo. Lenin, marxista y pragmático, cambió el rumbo y propuso la Nueva Política Económica (NEP, por sus siglas en ruso). Él entendía que la tarea inmediata del poder de los soviets era el desarrollo ulterior del capitalismo bajo la dirección del gobierno revolucionario y sin saltarse etapas históricas, las cuales eran necesarias en el desarrollo humano. Legalizó y protegió la libertad de empresa, tanto en la ciudad como en el campo. Devolvió las fábricas tomadas a sus propietarios. Acudió al capital extranjero.

Y LLEGÓ STALIN

Las anteriores medidas reactivaron la economía, formándose así una base sólida de respaldo al poder político, hijo legítimo de la Revolución Socialista de Octubre. Los bolcheviques tomaron el camino más expedito para mantenerse en el poder y desarrollar a Rusia de forma planificada. Pero, la muerte no dejó que este curso continuara su rumbo. El 21 de enero de 1924 dejó de existir Vladimir Lenin. Entonces, llegó al poder de los soviets el Zar rojo, Yoseph Vissarionovich Zhugashvili, mejor conocido como Stalin.

Stalin inició una ruta hacia la dictadura personal quitando del camino a todo opositor. Desechó la NEP de Lenin y giró hacia la construcción del 'socialismo en un solo país'. Según su ver y entender, Rusia estaba en capacidad de pasar a la nueva sociedad planteada por Marx, sin necesidad de desarrollar el capitalismo y sin la NEP. Puso en marcha una interpretación muy suya de la 'dictadura del proletariado' que llamaba a la destrucción de los ‘enemigos de clase', no en las refriegas económicas y sociales, sino en la desaparición física y forzosa de la burguesía y de su aliado natural, el campesinado. Bañó a la Unión Soviética en sangre de millones de personas. Implantó un régimen totalitario, de partido único y mandato unipersonal. Creó una economía de déficit.

SOLUCIÓN

70 años después del acontecimiento histórico, el sistema colapsó y demostró que el camino era equivocado. Así, la Unión Soviética cayó como un castillo de naipes. La URSS mostró que la historia es un proceso objetivo que no admite voluntarismo alguno, ni ser manejada al antojo de dictadores; que la historia cobra, y con altos intereses, los errores de mala interpretación del devenir histórico. La Revolución de 1917 y su posterior desarrollo estalinista jugó un papel muy importante en el curso de los hechos en Europa y el mundo. Las grandes masas querían imitar los avances sociales de los obreros y campesinos soviéticos. Los capitalistas, asustados con la crisis de 1929, buscaron soluciones. Keynes pareció encontrarlas con su teoría del Estado benefactor: las mismas políticas de desarrollo social soviético, pero bajo la tutela y dirigencia de un gobierno capitalista. Su primera aplicación con éxito fue el 'New Deal' del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt. Después de la segunda guerra mundial se expandió a todo el globo terráqueo en medio de un alivio universal.

¿LENINISMO?

Deng Xiaoping, con su frase famosa de que 'no importa que el gato sea blanco o negro… lo importante es cazar ratones', rescató la olvidada NEP de Lenin y la puso en práctica en la milenaria China, sumida en el atraso económico y social. Bajo la dirección del Partido Comunista llevó al coloso oriental a la cima del desarrollo económico capitalista, logrando sacar de la pobreza absoluta a millones de ciudadanos chinos que, literalmente, se morían de hambre.