El presidente estadounidense, Donald Trump, inició el miércoles en Pekín la etapa más delicada de su gira asiática, dedicada principalmente a forjar un frente común contra las ambiciones nucleares de Corea del Norte.
Trump pudo visitar de forma privada la Ciudad Prohibida y asistió a una representación de ópera en sus primeras horas en la capital china, a la que llegó procedente de Seúl, para una visita de poco más de 48 horas.
En un mensaje en Twitter, Trump agredeció a su homólogo chino por 'esta tarde y noche inolvidables en la Ciudad Prohibida', retuiteando un tuit de la AFP (@AFP) con una foto de las dos parejas presidenciales, de espaldas, mirando la Ciudad Prohibida.
Hace justo un año, cuando Trump era aún candidato a la presidencia de Estados Unidos, China era uno de sus villanos favoritos, un país al que acusó de haber 'robado' millones de empleos norteamericanos.
En las últimas semanas, Trump elogió sin embargo a Xi, del que espera ayuda en su cruzada contra Corea del Norte y una reducción del enorme excedente comercial de China respecto a Estados Unidos.
'Espero con mucha impaciencia entrevistarme con el presidente Xi, que acaba de obtener una gran victoria política', dijo Trump en un tuit pocas horas antes de llegar a Pekín.
El presidente estadounidense se refería al nuevo mandato de cinco años obtenido por Xi en el reciente congreso del Partido Comunista de China (PCCh) y por lo tanto al frente del país más poblado del mundo.
'Lo elogia para preparar el terreno y ponerle de buen humor porque tiene cosas desagradables para decirle', opinó el sinólogo Jean-Pierre Cabestan, de la Universidad Bautista de Hong Kong.
Xi dijo por su lado que esperaba resultados 'positivos e importantes' de la visita.