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Cincuenta civiles murieron en bombardeos, principalmente obra de la fuerza aérea rusa, contra dos campos de desplazados y sectores contiguos del este de Siria desde el viernes por la noche, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

En total, 50 civiles, incluyendo 20 niños, fallecieron en esos bombardeos, perpetrados contra dos campos de desplazados y aldeas en los que se refugiaron civiles huidos de Bukamal, la última localidad controlada por el grupo Estado Islámico (EI) y situada cerca de la frontera con Irak, según el OSDH.

El sábado, la misma fuente ya había dado cuenta de la muerte de 26 civiles. Pero el balance fue revisado al alza el domingo, pues 13 heridos murieron desde entonces, precisó el Observatorio.

Además, 11 civiles perdieron la vida en nuevos bombardeos rusos este domingo contra dos puntos de paso utilizados por la población para cruzar el Éufrates, según el OSDH. 

Las fuentes en las que se basa el OSDH identifican a los autores de los bombardeos en función del tipo de aviones, su localización y de la munición empleada.

El sábado, los yihadistas recuperaron el control de Bukamal, tras unos violentos combates y ataques con coches bomba contra las fuerzas del régimen, apoyadas por la fuerza aérea rusa, que el jueves habían anunciado que habían reconquistado la ciudad. 

En 2014 y gracias a un fulgurante avance, los yihadistas se apoderaron de casi la mitad de Siria y de un tercio del vecino Irak, pero tres años después, el EI ha perdido casi la totalidad de esos territorios.

La guerra en Siria comenzó en 2011 tras la represión de manifestaciones pacíficas. Con los años se convirtió en un conflicto con múltiples actores. Hasta ahora dejó más de 330.000 muertos y millones de desplazados y refugiados.