¿Qué es un ‘default’?
‘Default’ es cuando un país entra en una cesación de pagos o cuando incumple total o parcialmente con sus acreedores. Estos pueden ser locales o extranjeros, e incluso organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el caso de Venezuela lo que está en juego son créditos de inversores privados.
Caracas debía pagar el lunes 200 millones de dólares de rendimientos de dos bonos con vencimiento en 2019 y 2024. El pasado viernes tenía que cancelar otros 81 millones de un papel de su petrolera PDVSA.
Actualmente sus reservas son de 9.681 millones de dólares.
¿Quién declara o constata un ‘default’?
Hay diversas formas de declarar o constatar un ‘default’.
El gobierno puede anunciar que no honrará sus pagos y automáticamente incurre en cesación de pagos.
El ‘default’ puede ser también declarado por una agencia calificadora, como Moody's, Fitch o S&P, que comunica públicamente que el país concernido no pagó y, en consecuencia, lo considera en cesación de pagos.
Una tercera posibilidad es que un acreedor privado anuncie que un determinado país no le pagó.
¿Cuáles son las consecuencias?
Para un país en ‘default’, la primera consecuencia es que se convierte en un paria de los mercados financieros internacionales. No consigue créditos, y si lo logra es a tasas astronómicas.
En el caso de Caracas, además, el gobierno de Estados Unidos prohibió en agosto transar nuevos bonos de deuda de Venezuela y de PDVSA.
Los acreedores, a su vez, pueden eventualmente embargar activos en el exterior. Para Venezuela, lo más importante es la compañía Citgo, con sede en Estados Unidos, que refina y comercializa gasolina en ese país.
Entre los principales acreedores de Venezuela están China y Rusia, pero también inversores, la mayoría de Estados Unidos.
¿Reestructurar, refinanciar?
Cuando un país cae en ‘default’ puede refinanciar o reestructurar su deuda para modificar las condiciones del crédito que no puede afrontar.
Normalmente la refinanciación implica un acuerdo entre las partes para, entre otras cosas, modificar plazos o establecer períodos de gracia. En una reestructuración, el deudor, en cambio, impone las nuevas condiciones al acreedor.