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El estado norteamericano de Ohio tuvo que suspender el miércoles su intento de ejecutar a un condenado gravemente enfermo, pues los agentes penitenciarios no lograron encontrar una vena adecuada para inyectarle las sustancias mortales, informaron medios locales.

Alva Campbell debía ser ejecutado a las 10H00 locales (15H00 GMT). El recluso de 69 años había sido condenado a la pena capital por el homicidio de un joven de 18 años en 1997.

Durante largos minutos, los agentes intentaron colocarle un catéter, tanto en venas de los brazos como de las piernas, para administrarle la inyección letal, pero finalmente desistieron, relataron periodistas que presenciaron la escena.

'No vamos a precipitarnos para ejecutar a alguien', había advertido el director de los servicios penitenciarios de Ohio, Gary Mohr, citado por la cadena WHIO.

La filial de Ohio de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) denunció en un comunicado la sesión de 'casi dos horas de tortura' infligida al preso.

'Ésta es la quinta ejecución fallida en Ohio en algunos años y es la segunda vez que el estado no ha podido completar una ejecución. Esto no es justicia y esto no es humano', dijo la ACLU.

La salud de Campbell estaba tan disminuida que le habían colocado una almohada especial para ayudarlo a respirar... para el momento de la inyección letal.

Campbell sufre de una grave insuficiencia pulmonar y requiere de cuatro tratamientos diarios para ayudarlo a respirar. Lleva una bolsa de colostomía, camina con andador y posiblemente padece un cáncer de pulmón, dicen sus defensores.