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La justicia alemana decidió este miércoles, en un dictamen sin precedentes, que el ex SS y contable de Auschwitz, Oskar Gröning, de 96 años, purgará en la cárcel una pena de cuatro años de prisión a pesar de su edad.

Gröning es uno de los últimos nazis juzgados en Alemania, más de 70 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Ninguno de esos ancianos se encuentra en la cárcel.

En 2015, Oskar Gröning fue condenado a cuatro años de cárcel por 'complicidad' en el asesinato de 300.000 judíos. Durante el juicio se disculpó y reconoció una 'falta moral'.

Gröning había presentado un recurso contra su condena, confirmada definitivamente el año pasado por la Corte Federal.

Este miércoles la justicia dictaminó que estaba en condiciones de purgar su pena. 'En base a la opinión de los expertos, el tribunal estima que el condenado es apto para cumplir su pena a pesar de su avanzada edad', explicó en un comunicado la corte de Celle, centro de Alemania.

Esa jurisdicción confirmó así un fallo de primera instancia de agosto pasado. El condenado tiene la posibilidad de presentar un último recurso que no es suspensivo.

'El Estado tiene el deber de proteger la seguridad de sus ciudadanas y ciudadanos', justifica el tribunal, 'y garantizarles la confianza en el funcionamiento de las instituciones del Estado y la igualdad en el trato a todas las personas declaradas culpables en procedimientos penales'.

El tribunal precisó, sin embargo que debido a la avanzada edad del condenado el centro de detención tiene que garantizar un tratamiento médico adecuado.

Durante el juicio de 2015, la justicia recriminó al excontable de haber aceptado 'un trabajo de oficina seguro' en una 'máquina destinada exclusivamente a matar gente' e 'insoportable para el espíritu humano'.

En su requerimiento, el fiscal había sopesado 'la contribución menor' de Oskar Gröning al funcionamiento de Auschwitz, el campo de exterminio emblemático del nazismo, con el número 'casi inimaginable' de víctimas.

Durante el juicio, Oskar Gröning asumió una 'falta moral' y se disculpó en varias ocasiones y su defensa abogó por la absolución, estimando que no había hecho ninguna 'contribución' concreta al Holocausto.

Antes de tener que rendir cuentas a la justicia, este exsoldado voluntario de las Waffen SS había contado su estadía en Auschwitz, de 1942 à 1944, en una memoria dedicada a sus allegados y luego en largas entrevistas destinadas a 'luchar contra el negacionismo'.

'Auschwitz es un lugar en el que ninguna persona hubiera debido participar', había declarado.

En su momento, las partes civiles se habían congratulado de que por 'primera vez en medio siglo de juicios de criminales nazis un acusado reconociera oficialmente su falta y presentara sus disculpas'.

Los cargos contra este ex SS se basaban en dos puntos. Por un lado se le reprochaba de haber sostenidos económicamente al régimen nazi enviado el dinero de los deportados judíos a Berlín. Y por otro haber participado en tres ocasiones en la 'selección' de los deportados, separando las personas aptas a trabajar de las que eran ejecutadas inmediatamente.

Gröning se defendió alegando que su papel se limitaba a evitar el robo de las maletas de los deportados, sin vínculo con la exterminación, y que en tres ocasiones había pedido ser transferido al frente de batalla.

Otras tres personas -John Demjanjuk, Reinhold Hanning y Hubert Zafke- fueron condenadas en los últimos años, lo que ilustra la creciente, aunque tardía, severidad de la justicia alemana.

En el caso de Hubert Zafke, un ex enfermero de Auschwitz, de 96 años, la justicia archivó el expediente, considerando que no era 'apto a comparecer', una decisión que chocó a las familias de las víctimas.

Alrededor de 1,1 millones de personas, en su mayoría judíos, murieron en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau entre 1940 y 1945.