El gobierno de Nicolás Maduro y la oposición comienzan este viernes en República Dominicana nuevas negociaciones para buscar salidas a la grave crisis venezolana, en medio de un marcado escepticismo.
Los delegados de ambas partes eran esperados en la sede de la cancillería en Santo Domingo, adonde llegaron temprano el ministro dominicano de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas, y el exjefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, constató la AFP.
El encuentro se extenderá hasta el sábado.
El presidente del país anfitrión, Danilo Medina, dijo esperar que la 'buena voluntad' se imponga con resultados positivos para Venezuela.
'Vamos a ver si la buena voluntad se impone. Queremos que todo el mundo entienda que esto no es un diálogo, sino una negociación. Tenemos la esperanza de que podamos sacar algo importante', dijo Medina a la prensa el jueves.
Los representantes de Maduro y de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) vuelven a la mesa tras acercamientos entre 2014 y 2017, frustrados por acusaciones mutuas de incumplimientos.
Sectores de la oposición se oponen a los contactos por considerar que son simplemente una 'treta' del gobierno socialista.
Para Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, el escepticismo 'es natural', pero piensa que la arrolladora inflación y la aguda escasez de alimentos y medicinas podrían forzar a las partes a cerrar acuerdos.
Esta vez 'los dinamizadores de la negociación son económicos', dijo León a la AFP.
Según el analista, el gobierno podría estar dispuesto a dar 'oxígeno' al sector privado para dinamizar la estancada economía, pues 'la cabeza de Maduro' deja de estar entre las exigencias inmediatas de la MUD tras protestas que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio.
El canciller dominicano destacó, a su vez, que las partes 'han dado muestras de buena voluntad a fin de que este proceso avance'.
La agenda
La MUD plantea como principales demandas la apertura de 'un canal humanitario' para la entrada a Venezuela de comida y medicamentos y 'condiciones justas' de cara a las elecciones presidenciales de 2018.
Maduro, quien aspirará a la reelección según anunció el miércoles su vicepresidente Tareck El Aissami, exige a sus adversarios que aboguen por el cese de las sanciones de Estados Unidos, que prohíben a funcionarios y entidades de ese país negociar nueva deuda de Venezuela y de su petrolera PDVSA.
El mandatario intenta refinanciar la deuda externa venezolana, estimada en unos 150.000 millones de dólares.
Para ello necesita la aprobación del Parlamento, de mayoría opositora, pero declarado en desacato por una justicia -según la MUD- 'secuestrada' por el gobierno.
Por pagos atrasados en capital e intereses de bonos, Venezuela y PDVSA fueron declaradas recientemente en default por un grupo de acreedores y calificadoras de riesgo.
A ello se suman los escándalos de corrupción en la industria petrolera, que aporta 96% de los ingresos del país.
Eulogio Del Pino y Nelson Martínez, ambos exministros de Petróleo y expresidentes de PDVSA, fueron arrestados el jueves.
Las negociaciones cuentan con acompañamiento de los cancilleres de México y Chile -propuestos por la MUD- y de Bolivia y Nicaragua -aliados de Maduro-, además del gobierno dominicano y Rodríguez Zapatero.
Divisiones
La MUD acude a las negociaciones fracturada. Diputados opositores se enfrentaron el martes pasado entre gritos de 'traición' cuando el Parlamento aprobaba un informe en apoyo a los acercamientos.
Sin embargo, el presidente de la cámara, Julio Borges, defendió la decisión de acudir a la cita en Dominicana: 'Sabemos a lo que nos enfrentamos. No somos ingenuos', pero 'es un deber' intentar que 'se abra la cooperación internacional con medicinas y comida'.
Borges encabeza la delegación opositora, respaldada por una docena de asesores entre los que figuran empresarios, sindicalistas y activistas de derechos humanos.
Que la prioridad sea lo económico no significa que vaya a descuidarse lo político. Según especialistas, los comicios presidenciales previstos para diciembre de 2018 podrían ser adelantados para el primer trimestre, con lo que el gobierno aprovecharía las fracturas en la MUD.
Pero tampoco es ajeno a fisuras el oficialismo, que parecía haberse cohesionado luego de superar la más reciente oleada de protestas.
El analista político Axel Capriles considera que la purga en PDVSA refleja 'una guerra interna en el chavismo' con la empresa como campo de batalla.