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La Unión Europea y el Reino Unido no lograron ayer alcanzar un acuerdo sobre la primera fase de sus negociaciones de divorcio, pese al optimismo manifestado por ambas partes durante un encuentro de alto nivel en Bruselas.

'No fue posible alcanzar un acuerdo completo hoy' pese a 'nuestros mejores esfuerzos' y los 'avances significativos' en los últimos días, admitió el titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras reunirse con la primera ministra británica, Theresa May.

Juncker, quien realizó una breve declaración ante los medios junto a la británica, afirmó que un acuerdo era posible 'en el curso de la semana'. 'Confío en que concluiremos esto de forma positiva', dijo a su lado May, antes de reunirse con el jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Los europeos quieren progresos suficientes en las prioridades del divorcio -la cuestión financiera, los derechos de los ciudadanos expatriados y el futuro de la frontera irlandesa- antes de pasar a la segunda fase de negociación, que contaría con un acuerdo de libre comercio, como reclama Londres.

El tiempo apremia. Reino Unido se convertirá en el primer país en abandonar el bloque el 29 de marzo de 2019 y, de cara a progresar en la negociación, los mandatarios europeos decidirán si pasar a la segunda fase, siempre y cuando se registren los progresos necesarios en estas prioridades.

'El acuerdo (de los mandatarios) en diciembre durante el Consejo Europeo es todavía posible', tuiteó Tusk al reunirse con May. El jefe de esta institución que coordina a los líderes europeos había dado de plazo a Londres hasta este lunes para presentar 'su oferta final'.

De las tres prioridades del divorcio, la negociación sobre el precio a pagar por la separación parece bien encaminada, aunque queda pendiente también el futuro de los ciudadanos extranjeros tras el Brexit así como el de la frontera irlandesa, considerado ahora como el tema más complejo.

'Si la oferta británica es inaceptable para Irlanda, también lo será para la UE', advirtió el viernes Tusk, apoyando la petición de Dublín de garantizar que no se volverá a una frontera física entre este país del bloque y la británica Irlanda del Norte.