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Los nueve jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos se mostraron divididos el martes en el caso de un chef pastelero que se negó a hacer una torta de bodas para una pareja homosexual.

Los cuatro magistrados progresistas parecían convencidos de que el repostero del estado de Colorado tenía que atender a todos sus clientes, independientemente de su orientación sexual.

Pero los jueces conservadores del máximo tribunal de justicia del país escucharon el argumento de que al pastelero no se le podía obligar a usar su talento creativo para transmitir un 'mensaje' contrario a sus convicciones cristianas.

El asunto enfrenta a la pareja formada por Dave Mullins y Charlie Craig con el chef repostero Jack Phillips, quien rechazó prepararles el pastel de boda el 19 de julio de 2012.

El emblemático caso pone en juego principios valiosos para los estadounidenses, como la libertad religiosa, la igualdad sexual y la libertad de expresión, protegida por la Primera Enmienda de la Constitución.

El juez conservador Anthony Kennedy, un católico gracias a quien se impuso en 2015 la legalización del matrimonio gay en todo Estados Unidos, probablemente juegue un papel crucial en la decisión.

La solemne audiencia de casi 90 minutos tuvo lugar el martes mientras manifestantes de ambos bandos, cristianos conservadores y militantes LGBT, se congregaban frente al gran edificio de columnas de mármol blanco en el centro de Washington.

¿Un pastel es arte?

La primera pregunta debatida fue si un pastel podría ser una forma de expresión artística que representa la institución del matrimonio.

'El objetivo principal de todo alimento es ser comido', dijo la magistrada progresista Sonia Sotomayor.

Pero la abogada del pastelero, Kristen Waggoner, argumentó que su cliente era un artista que confeccionaba formas elaboradas y que sus piezas eran 'esculturas temporales'.

Phillips cuenta con el respaldo de más de 20 estados del país, decenas de legisladores y grupos cristianos conservadores.

Y especialmente se unió a su causa el gobierno de Donald Trump.

Noel Francisco, procurador general de Estados Unidos, eminente cargo del Departamento de Justicia, también se ha pronunciado a favor del pastelero.

'No creo que se pueda forzar a un escultor afroestadounidense a esculpir una cruz para el Ku Klux Klan', dijo Francisco en alusión al grupo supremacista blanco.

Esta postura genera 'consecuencias inaceptables', dijo por su parte David Cole, el abogado de la pareja homosexual. 'Una panadería podría negarse a vender un pastel de cumpleaños a una familia negra, desaprobando la celebración de la vida de los negros'.

La discusión del martes estuvo plagadas de suposiciones y comparaciones más o menos distantes del pastel de boda. Algunos ejemplos:

¿Cómo podría un pastelero enviar un mensaje a través de su arte, y no hacerlo el chef de un restaurante, una florista, un maquillador o el editor de un menú gastronómico?

Si el pastelero acuerda ponerle a su pastel una fecha para celebrar un aniversario, ¿puede negarse a registrar en una torta un evento impactante, como la Noche de los Cristales Rotos de la Alemania nazi?

¿Debería obligarse a Jack Phillips a dibujar el arco iris asociado a los homosexuales en una de sus creaciones?

Gays y pastelero en la Corte

Volviendo al meollo del asunto, el abogado de la pareja gay insistió en que el confitero se había negado a hacer el pastel ante la única mención de que era para su boda.

'No se llegó a pedirle un diseño, ni un mensaje', dijo Cole, quien también aseguró 'no dudar de la sinceridad de las creencias' del pastelero.

De traje y corbata y tomados de la mano, Mullins y Craig posaron para los numerosos medios presentes en la Corte Suprema.

'Este caso no se trata de libertad artística. No pedimos una obra de arte. Fuimos rechazados por lo que somos, fuimos humillados públicamente por lo que somos', había dicho el lunes a AFP Mullins.

El chef pastelero también viajó a Washington. 'Amo mi arte porque convierto un pastel en un lienzo en el que expreso ideas, celebro eventos y traigo alegría', dijo Phillips.

La Corte Suprema debe fallar sobre el tema el próximo junio, un mes a menudo asociado con las bodas.