La Comisión Europea y Reino Unido alcanzaron este viernes un acuerdo sobre los términos de su divorcio, un pacto que los mandatarios europeos deberán validar la próxima semana abriendo la puerta a discutir la futura relación entre ambos tras el Brexit.
'Hemos podido hacer los progresos suficientes para entrar en la segunda fase de negociación entre los 27 y Reino Unido', indicó el titular del ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, en una rueda de prensa en Bruselas junto a la primera ministra británica, Theresa May.
La jefa del gobierno británico se desplazó a la capital belga a primera hora de la mañana después que los negociadores de ambas partes trabajaran toda la noche en un intento de alcanzar un acuerdo antes de la fecha límite del domingo sobre los términos de la salida de Reino Unido.
En las últimas semanas, de las tres prioridades de divorcio -factura a pagar por Londres por su retirada, derechos de los ciudadanos expatriados y la situación en la frontera entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte-, esta última se convirtió en el principal escollo.
Los europeos querían avances suficientes en estos tres puntos antes del domingo para que los líderes de los 27 Estados que continuarán en la UE tengan tiempo de estudiar el acuerdo y puedan dar su visto bueno en la cumbre del 14 y 15 de diciembre al inicio de la segunda fase, como reclama Londres.
Sin 'frontera dura'
Aunque la UE y Londres estuvieron cerca de alcanzar este primer acuerdo el lunes, los socios unionistas norirlandeses del DUP, sin cuyos diputados May perdería el gobierno, frenaron las negociaciones, por lo que la líder volvió con las manos vacías.
Bruselas anunció que 'Reino Unido reconoce las circunstancias excepcionales de la isla de Irlanda y ha asumido importantes compromisos con el fin de evitar' una frontera física. 'En Irlanda del Norte, garantizaremos que no haya frontera dura', apuntó May.
Dublín, que había amenazado con bloquear el paso a la segunda fase de negociación, celebró el acuerdo anunciado que, en palabras de su canciller Simon Coveney, protege 'completamente' el Acuerdo de Viernes Santo que puso fin a décadas de conflicto en Irlanda del Norte entre nacionalistas y unionistas.
'Estoy satisfecho de que se hayan alcanzado los progresos suficientes en el tema de Irlanda', dijo el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, estimando que 'no es el final, pero sí el final del comienzo'.
Respecto a los derechos de los expatriados, tanto los ciudadanos europeos que residan en Reino Unido como los británicos en el resto de la UE conservarán 'los mismos derechos una vez que Reino Unido haya salido de la Unión', un reclamo de los europeos que viven en suelo británico, indicó Bruselas.
Según fuentes europeas, los negociadores europeo y británico ya habían alcanzado una metodología para calcular el monto que Londres debe abonar por sus compromisos financieros adquiridos como miembro de la UE, que podría elevarse a entre 45.000 y 55.000 millones de euros.
La primera ministra británica, Theresa May, subrayó que la factura del Brexit será 'justa' para los contribuyentes británicos.
'Reto más difícil' por venir
Los mandatarios europeos deben confirmar ahora este acuerdo alcanzado tras 172 días de negociaciones entre el ejecutivo comunitario, que negocia en nombre de los 27, y Londres para poder empezar a negociar la futura relación entre ambos.
'El reto más difícil está aún por delante. Todos sabemos que separarse es difícil, pero separarse y construir una nueva relación es mucho más difícil', apuntó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tras reunirse con May en la mañana.
La futura relación pasa por un eventual acuerdo de libre comercio entre Reino Unido y sus todavía socios y un eventual período de transición de dos años tras la salida efectiva del Brexit, prevista el 29 de marzo de 2019.
Respecto a la transición, Tusk, que coordina el trabajo de los mandatarios europeos, indicó que, durante ese período, Londres deberá respetar las leyes europeas, los compromisos financieros y la supervisión de la justicia europea.
Aunque los británicos seguirán formando parte durante esos dos años del mercado único europeo y de la unión aduanera, 'la toma de decisiones en la UE continuará entre los 27 Estados miembros, sin Reino Unido', advirtió Tusk.