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De amigo íntimo de Hugo Chávez, quien lo convirtió en todopoderoso jefe de la petrolera Pdvsa, Rafael Ramírez -un revolucionario de gustos exquisitos- pasó a ser enemigo en la sombra de Nicolás Maduro, quien le puso la cruz.

Ingeniero de 54 años, Ramírez renunció el lunes como embajador ante la ONU por exigencia de Maduro, quien venía estrechándole el cerco por acusaciones de corrupción, pero detrás se cuenta una historia de intrigas.

Presidente de Pdvsa entre 2004 y 2014, es hijo de un acaudalado caficultor que financió a guerrilleros comunistas en la década de 1960 y sobrino de Carlos Illich Ramírez, ‘El Chacal’, preso en Francia por terrorismo.

Su gestión dio a Chávez control total de la empresa tras el paro petrolero que lo puso en jaque de diciembre de 2002 a marzo de 2003.

'La nueva Pdvsa es roja, rojita', clamó entonces ante trabajadores, exigiéndoles fidelidad al chavismo. 'Todo el que se convierta en corrupto es un traidor, así se vista de rojo rojito', parafraseó el martes Maduro sin mencionarlo.

Desde que asumió la presidencia tras la muerte de Chávez en 2013, Maduro quería 'deshacerse de él', comentó a la AFP, Isaías Medina, diplomático que trabajó con Ramírez en la ONU.

'Llevó tiempo, porque Ramírez estaba muy atornillado. Era el guardasecretos de Chávez, que le tenía una confianza absoluta, y su tesorero porque la caja chica de Chávez era Pdvsa', añadió Medina, quien renunció en julio en rechazo a la 'represión' contra protestas opositoras. Ahora vive en Miami.

'Izquierda champagne'

Aunque Medina lo cataloga como 'una persona muy misteriosa, de pocos amigos y muy arrogante', Ramírez defiende que siempre ha estado bajo 'escrutinio público'.

'Quien me ataque a mí debe pensar, aunque sea un poquito, por qué el expresidente Chávez me tuvo 12 años a su lado. Cuando estaba muriendo solo llamó a cuatro y yo estaba allí', reivindicó ante reproches de copartidarios por criticar la política económica de Maduro.

Ramírez asegura que fiel a Chávez puso a Pdvsa al servicio de los pobres, causa que contrasta con su debilidad por los lujos.

En julio pasado una pareja lo llamó 'asesino' mientras comía en el Peter Luger Steak House, uno de los restaurantes más caros de Nueva York, según un video.

El diario Wall Street Journal cuenta que frecuentaba ese lugar durante su misión en la ONU y que una vez, en un hotel neoyorquino, ordenó una botella de whisky de 3.500 dólares.