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El dilema al que se vieron enfrentados de repente los médicos de la sala de urgencias del Jackson Memorial Hospital de Miami fue inesperado. Tenían enfrente a un hombre de 70 años, inconsciente y en condición crítica, a quien se disponían a reanimar. Justo entonces repararon en el particular tatuaje que el paciente llevaba en la parte superior del pecho.

En letras gruesas y oscuras, por encima de su firma se leía: Do not resuscitate (no resucitar).

Su historia médica era tremendamente complicada: enfermedad pulmonar, diabetes y fibrilación auricular, sumado a un elevado nivel de alcohol en la sangre. La cuestión para los galenos era ética: ¿revivirlo o dejarlo morir?, tal y como lo cuenta el periodista de El País Pablo de Llano.

Al complejo caso apareció publicado en el The New England Journal of Medicine, donde se compartió la disyuntiva de si un tatuaje como este es muestra cierta de la decisión de no ser resucitado o corresponde sencillamente a otra motivación.

Narra el informe que, en principio, se intentó reanimar al paciente –que llegó solo y del que se desconocían datos de contacto- con el ánimo de que confirmara si lo que decía en su pecho se correspondía con su última voluntad.

Como no tuvieron éxito, contaron además con la opinión del médico especialista en bioética Kenneth W. Goodman, quien luego de estudiar el caso les aconsejó que lo dejaran morir, tal y como sucedió esa misma noche.

La duda quedó finalmente resuelta cuando trabajadores de los servicios sociales del hospital hallaron un formulario en el que el hombre expresamente había pedido al Departamento de Salud de Florida no ser revivido.

Para los médicos, según concluyen en el informe, el tatuaje del paciente antes que esclarecer su voluntad lo que hizo fue confundir y recordaron que estos dibujos o mensajes en la piel 'representan recordatorios permanentes' de malas decisiones que toman las personas cuando están bajo el influjo de drogas o alcohol.

Lo que sí dejaron de presente es que los servicios de salud deben informar mejor a los usuarios de las herramientas que existen para que las personas expresen, de manera inequívoca, su voluntad de no ser reanimadas en este tipo de casos.