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Los chilenos votan este domingo en la segunda vuelta de la presidencial que definirá al sucesor de la socialista Michelle Bachelet, una elección que se presenta muy reñida entre el oficialista Alejandro Guillier y el exmandatario Sebastián Piñera, con la izquierda radical como árbitro.

En una jornada marcada por el luto por la muerte de al menos cuatro personas, tras ser revisado el balance a la baja, y la desaparición de 18 en un deslave la víspera en la región de Los Lagos, sur, Bachelet hizo un llamado a votar.

'En democracia uno tiene que responder también haciendo oír su voz a través del voto', dijo la mandataria tras depositar su sufragio.

Tras sufragar, los dos aspirantes a la presidencia chilena se mostraron confiados en que serán los próximos inquilinos de La Moneda a partir del 11 de marzo.

'Yo tengo la firme convicción que vamos a ganar estas elecciones y que los tiempos mejores van a llegar a todos los hogares chilenos', dijo Piñera, hombre de negocios con una fortuna de 2.700 millones de dólares, según Forbes.

En Antofagasta (norte), Guillier también confió en una victoria por una diferencia estrecha pero clara. El candidato oficialista es senador independiente de esta ciudad desde hace cuatro años, tras abandonar una exitosa carrera de periodista televisivo.

Máxima incertidumbre

La incertidumbre sobre el resultado es máxima al no haber encuestas recientes.

'Hoy día nadie racionalmente puede decirnos quién va a ganar (...) tenemos un elector que no sabe si su voto va a permitir que gane o pierda su candidato', dijo a la AFP Bernardo Navarrete, analista político de la Universidad de Santiago.

El taxista Jaime Pinto es claro ejemplo del panorama: aunque es de izquierda dice que probablemente votará por Piñera, siguiendo el viejo refrán de más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, aunque tampoco descarta cambiar de opinión en último momento y dar su voto al periodista.

'Esta es la elección más incierta desde el retorno a la democracia (en 1990)', afirmó Marco Moreno, analista político de la Universidad Central.

Aunque los dos candidatos proponen visiones diferentes de un país que pidió en la primera vuelta un cambio en la forma de hacer política y la profundización de las reformas emprendidas por la socialista Bachelet, en las últimas semanas sus programas se han ido acercando en asuntos como educación gratuita y la reforma de las pensiones, un sistema heredado de la dictadura de Agusto Pinochet (1973-1990).

La izquierda radical, crucial

En la primera vuelta del 19 de noviembre, el más votado fue Piñera, de 68 años, impulsado por ChileVamos, que recibió 36,6% de los sufragios, mucho menos de lo que anunciaban las encuestas.

Guillier, de 64 años, que representa a la Nueva Mayoría gobernante, obtuvo 22%, solo dos puntos más que Beatriz Sánchez, la candidata del Frente Amplio (izquierda radical), que se convirtió en la tercera fuerza política del país.

En el resultado de este domingo será determinante el voto de los electores de ese conglomerado integrado por 14 movimientos de izquierda, que reúne a muchos jóvenes. Cinco millones y medio de millenials podrán votar.

La participación, que en la primera vuelta fue de cerca del 47%, será fundamental. Cuanto más gente vote, más posibilidades tiene Guillier de ganar, estiman los analistas.

'Todos deberían votar, se juegan cosas importantes. El nuevo presidente tomará decisiones importantes para nosotros los viejos, por eso es importante tener claro lo que queremos para el futuro del país', explica a la AFP, Jorge Aguirre, un jubilado de 66 años.

Sin mayoría para gobernar

'Cualquiera de los dos candidatos que llegue a la presidencia va a tener gobiernos muy difíciles porque hay un descontento generalizado con la élite política', advirtió Navarrete.

En un Parlamento que tras la primera vuelta quedó muy fragmentado y sin ningún grupo con mayoría absoluta, tanto Piñera como Guillier tendrán que pactar con otras fuerzas para sacar adelante cualquier reforma.

Tras unos años de ralentización, el futuro presidente encontrará una economía en pleno crecimiento gracias principalmente a la recuperación del precio del cobre, del que Chile es el principal productor mundial.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé un crecimiento del PIB de 2,8% para 2018, después del 1,4% que vaticina para 2017, el más bajo en ocho años.