Las muertes de dos osos malayos y un tapir en Malasia generó alarma entre los defensores de los animales este jueves, en un contexto de aumento del número de muertes de ejemplares exóticos en este país de gran biodiversidad.
Uno de los osos malayos y el tapir murieron en accidentes de ruta en el noreste del país en Nochebuena. Los lugareños que hallaron los restos del tapir lo despellejaron, dijo el grupo de defensa del medioambiente WWF.
Otro oso malayo fue sacrificado y despedazado. Se localizaron partes de su cuerpo a la venta en un mercado del estado de Sarawak, en la isla de Borneo, según la prensa local.
'A pesar de todos los esfuerzos de varias organizaciones y organismos gubernamentales, hemos fallado como nación en la defensa de la vida salvaje malaya', dijo Dionysius Sharma, director ejecutivo de WWF en Malasia.
'Si no tomamos medidas drásticas para proteger nuestra vida salvaje ya, se extinguirán en un futuro cercano', advirtió.
Malasia, un país tropical y lleno de bosques, tiene una apabullante variedad de fauna, desde orangutanes hasta pangolines, pero la cantidad de ejemplares está en descenso.
Muchos de ellos son objetivo de los cazadores furtivos, su hábitat se reduce debido a la ampliación de las plantaciones y cientos murieron en las transitadas rutas a medida que el sistema de carreteras se ha ido expandiendo a gran velocidad.
Los osos malayos son la especie más pequeña de los úrsidos, y están considerados vulnerables por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
A los tapires se los conoce por sus largas narices colgantes, que usan para buscan entre las hojas. La variedad malaya está considerada en peligro.