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El expresidente peruano Alberto Fujimori dejó este jueves la clínica de Lima donde estuvo internado durante 12 días por problemas cardíacos, beneficiado por un polémico indulto que las familias de las víctimas buscan anular en tribunales internacionales.

El exgobernante de 79 años abandonó la Clínica Centenario Peruano Japonesa acompañado por su hijo menor y legislador Kenji Fujimori, artífice de su liberación, tras purgar solo 12 de los 25 años de prisión de su condena por crímenes contra la humanidad bajo su gobierno.

Fujimori salió en silla de ruedas, levantando su mano derecha para saludar a algunos partidarios congregados frente a la clínica, y se marchó en un vehículo todoterreno negro acompañado por su hijo.

Casi una hora después, el coche ingresó a un condominio privado en La Molina, un acomodado distrito del este de la capital.

Allí se hospedará en la casa del empresario Aldo Kruger, hijo de Germán Kruger, quien pagó la residencia donde el exgobernante estuvo bajo arresto domiciliario casi dos años en Chile.

Poco después, su hija Keiko Fujimori publicó en Twitter una foto en el jardín de la casa en la que aparecen sentados el expresidente con sus cuatro hijos: Hiro, Sachi, Kenji y ella.

'Muy contentos de darle la bienvenida a nuestro padre', escribió Keiko, quien hacía nueve meses que no se mostraba en público junto a Kenji, con quien ha tenido desencuentros políticos.

Está tranquilo

Mientras el vehículo que trasladaba a Fujimori iba escoltado por dos autos policiales y era seguido por una numerosa comitiva de coches de prensa, Kenji se tomó una selfie con su padre, quien vestía casaca oscura y blusa azul. El expresidente lucía cansado y sereno, mientras su hijo se mostraba eufórico.

'Son los primeros minutos de Alberto Fujimori en libertad', dijo su médico de cabecera, Alejandro Aguinaga.

'Él está tranquilo, no es una persona que exagera sus emociones, sabe que tiene que cuidarse, sabe que hay (un) problema cardíaco severo', añadió.

El indulto, concedido por el presidente Pedro Pablo Kuczynski la víspera de Navidad, desató una nueva tormenta política en Perú días después de que el mandatario de centro-derecha se salvara de ser destituido por el Congreso por haber mentido sobre sus lazos con la constructora brasileña Odebrecht.

Familiares de las víctimas decidieron recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en San José, para anular el indulto, que consideran un insulto.

'Hemos sido notificados por la Corte para una audiencia que ha programado para el 2 de febrero', explicó la abogada Gloria Cano, de la Asociación Pro Derechos Humanos.

El abogado Carlos Rivera, quien representa a las víctimas, destacó que la propia Corte Interamericana 'ha dispuesto que se investigue, juzgue y sancione a todos los involucrados' en las matanzas de Barrios Altos y la universidad La Cantuta perpetradas en 1991 y 1992 por escuadrones de la muerte militares bajo el gobierno de Fujimori y que motivaron su condena.

'Se completa la farsa. Queda en evidencia que Fujimori no es enfermo terminal. Hoy el crimen y la impunidad salen a la calle', escribió Rivera en Twitter después de que el exgobernante dejara la clínica.