La primera ministra británica Theresa May completó este martes una remodelación de su gobierno que afectó sobre todo a cargos inferiores y que estuvo marcada por un error y por la negativa de algunos ministros a cambiar de cartera.
Esta remodelación permite 'a una nueva generación de ministros dar un paso adelante y mejorar la vida de la gente por todo el Reino Unido', dijo May al término de una remodelación que afectó sobre todo a rangos menores -secretarios de Estado, básicamente.
El gobierno británico está integrado por 99 cargos, entre ministros, secretarios de Estado y otros subalternos.
Los cambios no afectaron a los rostros principales del ejecutivo, que fueron confirmados en sus cargos, incluyendo el de Exteriores, Boris Johnson, cuyas salidas de tono y meteduras de pata no han parado de crearle problemas a May.
Además, la ministra de Educación, Justine Greening, acabó dimitiendo porque no quería asumir la cartera de Pensiones y Bienestar, mientras que el de Sanidad, Jeremy Hunt, fue confirmado en su cargo porque se negó a asumir otro ministerio, pese al invierno difícil que está viviendo la sanidad pública bajo su mando.
Pero la metedura de pata de la remodelación fue el anuncio de que el ministro de Transportes, Chris Grayling, asumía la dirección del Partido Conservador, hecho en Twitter por el propio partido, y borrado al poco tiempo para anunciar el nombramiento de Brandon Lewis.
Los analistas consideraron unánimemente que lo sucedido confirma la posición de debilidad de May desde que perdió la mayoría absoluta en las elecciones de junio de 2017.
El secretario de Estado de Comercio Internacional, Mark Garnier, fue el primero en abandonar su cargo este martes y dijo estar 'muy triste'.