Numerosas protestas repelidas por la policía con gases lacrimógenos marcaron este sábado el inicio del segundo mandato consecutivo del presidente hondureño Juan Orlando Hernández, que juró el cargo en medio del repudio opositor.
Hernández recibió la banda presidencial en una sesión del Congreso en el Estadio Nacional de la capital, repleto de simpatizantes y fuertemente resguardado debido a las manifestaciones opositoras en Tegucigalpa.
'Prometo cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes', expresó el mandatario, un abogado de 49 años, al juramentarse nuevamente al frente del gobierno de Honduras, un país empobrecido y golpeado por la violencia.
Mientras sus seguidores lo aclamaban en el Estadio Nacional, sus adversarios se concentraron en la colonia capitalina de Miraflores, de donde fueron desalojados por la policía con gases lacrimógenos cuando intentaban marchar hacia el lugar de la investidura.
En el centro de Tegucigalpa, centenares de manifestantes fueron dispersados por la policía, que llegó con una tanqueta y lanzando gases para repeler a los activistas que les tiraban piedras.
Por otra parte, unas 10.000 personas se congregaron en la norteña San Pedro Sula, segunda ciudad del país, para marchar por varios barrios para expresar su rechazo a la investidura presidencial.
'La única forma que nos queda para sacar a este dictador es la lucha en las calles', dijo a AFP el diputado opositor Samuel Madrid, quien participaba de la marcha en San Pedro Sula.
En su discurso, Hernández se comprometió a mejorar la seguridad e invertir más en salud, educación y empleo, al tiempo que llamó a sus adversarios a un diálogo para superar la polarización que dejó el proceso electoral.
'Frente al pueblo hondureño, me comprometo a desarrollar un proceso de reconciliación entre todos los hondureños, como debe ser', declaró.