Estados Unidos mantiene la esperanza de que la cumbre prevista entre el líder norcoreano Kim Jong Un y el presidente Donald Trump se celebre, pese a las amenazas de Pyongyang de cancelarla.
En una vuelta a la tradicional retórica encendida, tras meses de acercamiento diplomático, Corea del Norte dijo el miércoles que el encuentro histórico será anulado si Washington le sigue demandando que abandone unilateralmente su arsenal nuclear.
Si el gobierno estadounidense 'nos arrincona y nos pide unilateralmente abandonar nuestras armas nucleares no vamos a tener ningún interés en las conversaciones y vamos a tener que reconsiderar si aceptamos la futura cumbre', declaró el viceministro de Relaciones Exteriores Kim Kye Gwan en un comunicado difundido por la agencia oficial KCNA.
Pyongyang también anunció que canceló unas conversaciones de alto nivel que estaban previstas entre sus delegados y los de Seúl este miércoles, a causa de los ejercicios aéreos conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur.
'Mantenemos la esperanza de que la reunión tenga lugar y continuaremos por ese camino, pero, hemos estado preparándonos para que éstas pudieran ser unas negociaciones duras', afirmó horas más tarde la portavoz de la Casa blanca, Sarah Sanders, al canal Fox News.
'Como el presidente ha dicho muchas veces, estamos preparados para esta reunión. Y si no, continuaremos con la campaña de máxima presión que teníamos en marcha', advirtió Sanders.
China, el único aliado de Pyongyang de peso internacional, expresó también que espera que la cumbre todavía siga adelante.
'Modelo libio'
Washington está presionando para que Pyongyang lleve a cabo una desnuclearización completa, verificable e irreversible. Pero por ahora, Corea del Norte no se ha comprometido públicamente a este extremo, y sólo se ha mostrado de acuerdo a una 'desnuclearización de la península coreana', un eufemismo abierto a interpretaciones.
'Nosotros ya expresamos nuestra voluntad de una desnuclearización de la península de Corea y declaramos reiteradamente que Estados Unidos debe terminar con su política hostil hacia DPRK (acrónimo oficial de Corea del Norte, NDLR) y amenazas nucleares como condición previa', dijo el viceministro norcoreano.
En el pasado, Pyongyang ha pedido el retiro de las tropas estadounidenses estacionadas en Corea del Sur para proteger el país de su vecino, y un final del paraguas nuclear que presta Washington a su aliado.
El funcionario norcoreano también criticó al asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos John Bolton por su propuesta de que la desnuclearización seguirá 'el modelo libio'.
Esto fue 'un movimiento siniestro para imponer a nuestro digno Estado el destino de Libia o de Irak', dijo.
Corea del Norte estima que necesita armas nucleares para protegerse de una potencial invasión de Estados Unidos.
Después de renunciar a su programa nuclear, el líder libio Muamar Gadafi fue derrocado y murió en las revueltas apoyadas por la OTAN.
El viceministro también rechazó las ofertas que le hizo el secretario de Estado Mike Pompeo, que ha visitado dos veces Pyongyang en las últimas semanas, y que en su último viaje volvió con tres estadounidenses que estaban presos en Corea del Norte, de ayuda económica a cambio de la desnuclearización.
'Nunca hemos tenido ninguna expectativa de tener apoyo estadounidense en nuestra construcción económica y no vamos a hacer este tipo de tratos en el futuro', dijo el funcionario.
La diplomacia de la cuerda floja
En las últimas semanas, además de su llamativa cumbre con el líder surcoreano en la Zona Desmilitarizada que divide a ambos países, Kim se ha reunido dos veces con el presidente chino, Xi Jinping, y Pyongyang ha anunciado que va a desmantelar su sitio de pruebas nucleares.
Los analistas creen que ahora Pyongyang busca redefinir los términos del debate.
'Es una táctica diplomática', explicó a la AFP Kim Hyun-wook, profesor en la Academia Nacional Diplomática de Corea, que estimó que esta estrategia es una 'política de riesgo calculado'.
'Parece que Kim Jong Un fue empujado a aceptar las demandas estadounidenses de 'la desnuclearización primero' pero ahora está tratando de cambiar su posición después de haber normalizado las relaciones entre Corea del Norte y China y de haberse asegurado ayuda económica', agregó.
'La clásica diplomacia de la cuerda floja entre Estados Unidos y China ha comenzado', dijo el experto.
Para Joshua Pollack, del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales, Pyongyang fue irritado por el 'tono triunfalista'.
'Los norcoreanos no están contentos con lo que están viendo y escuchando', indicó. 'Todavía hay un abismo entre las expectativas de la diplomacia en Pyongyang y Washington', agregó.