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Nadie podría imaginarlo con solo verlo cuidando a sus pollos en la granja familiar, pero de acuerdo con su acta de nacimiento y su identificación oficial de México, Manuel García Hernández tiene 121 años.

García, que podría ser el hombre más viejo del mundo, nació el 24 de diciembre de 1896, según consta en su certificado de nacimiento del estado de Veracruz y su credencial del Instituto Nacional Electoral.

Él nunca se ha molestado en llamar a la gente de Guinness World Records para que sea oficial.

Pero si esos documentos son correctos, es más de ocho años mayor que Masazo Nonaka de Japón, el hombre que actualmente tiene ese título, nacido el 25 de julio de 1905.

De cualquier forma la edad es sólo un número. García dice que se siente como si tuviera 80 años.

Cuenta que sólo hay dos cosas que le duelen en la vida: la muerte de su padre cuando aún era joven, y el hecho de que ya no puede trabajar.

Sin embargo, es impresionantemente ágil cuando arroja comida a sus gallinas en la casa que comparte con su hija Tomasa en Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos.

'Estoy contento, pero ya me siento cansado. Hago el esfuerzo, porque si estuviera yo acostado o sentado nomás, sí estuviera enfermo. Yo me siento como de 80 años, pero ya yo solito me ando cayendo', dijo a la AFP este alegre hombre que siempre lleva su sombrero, pantalón y camisa vaqueros.

- De la Revolución Mexicana a Donald Trump -

García ha sido testigo de vertiginosos momentos históricos a lo largo de su vida, desde la llegada de la electricidad, la invención de la televisión hasta la Revolución Mexicana y la elección del presidente Donald Trump. En total ha visto desfilar 22 mandatarios de ese país.

Empezó a trabajar en el campo a los nueve años.

Su padre, que hacía y vendía dulces, murió a los 35 años.

e casó a los 45 años con Rosa Medino Medino, cuando ella sólo tenía 13 años.

Tiene cinco hijos, 15 nietos y seis bisnietos y estuvo casado por casi siete décadas, hasta que Rosa murió hace ocho años.

Después de eso, García se fue a vivir a Ciudad Juárez a vivir con su hija de 54 años.

La hija de Tomasa y su familia viven a lado, y otro vecino, un estadounidense, deja que García críe pollos en su gran patio.

García cree que la preocupación por sus pollos es lo que lo mantiene con vida.

'Yo quisiera trabajar como antes, ya no puedo, ya de ver que no puedo trabajar me entristezco. Yo de joven fui muy trabajador, ya ahora no, ya cuido pollos, pero eso lo hago porque me entristezco', cuenta.