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Diez niños, de entre 4 meses y 12 años, fueron hallados viviendo en condiciones miserables en una casa de California (oeste de Estados Unidos) donde su madre y su pareja los sometieron a torturas como el submarino, les dispararon con una ballesta y les lanzaron agua hirviendo, informaron las autoridades.

La Fiscalía describió los abusos en documentos presentados en la corte contra la madre, Ina Rogers, de 30 años, que está en prisión.

'Continuamente los niños eran golpeados, estrangulados, mordidos, atacados con armas como ballestas o pistolas de aire comprimido, golpeados con palos y bates y sometidos al submarino', una técnica de tortura que consiste en mantener a la víctima bajo el agua hasta que comienza a ahogarse.

'Debido a los diversos tipos de abuso, los niños tienen distintos tipos de cicatrices, incluidos brazos fracturados', añadió la Fiscalía, que aseguró que la pareja hervía agua y se la lanzaba a los chicos.

Rogers y su esposo Jonathan Allen, de 29 años, fueron arrestados el 31 de marzo en su casa en la ciudad de Fairfield, al norte de San Francisco, luego que la policía respondió a un llamado sobre un niño perdido.

Al llegar a la casa, los oficiales encontraron a nueve niños acurrucados en el medio de la sala. En la vivienda había ropa, basura y heces diseminadas por todos lados.

La autoridad se llevó a los niños sin saber de sus padecimientos, que descubrieron a medida que avanzó la investigación.

'Los niños describieron detalladamente los incidentes de los abusos', que datan de varios años, según indicó el documento.

Rogers fue arrestada y enfrenta cargos de abuso infantil.

Allen, que también fue detenido, enfrenta cargos de abuso y tortura. No está claro si es el padre de los 10 niños.

El caso tiene similitudes con otro ocurrido en California en enero, en el que una pareja, Louise y David Turpin, tenía cautivos y maltrataba a sus 13 hijos.

'No soy un monstruo'. En una entrevista para el canal KGO-TV desde prisión, en la que está encerrado bajo fianza de 5,2 millones de dólares, Jonathan Allen negó haber cometido los abusos: 'no hice lo que dicen que hice', afirmó.

'No soy perfecto, nadie es perfecto', argumentó, 'pero no soy un animal ni un torturador ni un monstruo. No lo soy', se defendió el detenido, padre biológico de algunas de las víctimas, que se mostró seguro de que la investigación demostrará que no abusó de ningún niño.

Allen está acusado de siete cargos de tortura y nueve de abuso de niños. Los fiscales detallaron los abusos en una moción para incrementar la fianza de Rogers, que quedó fijada en 495.000 dólares.