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El presidente paraguayo Horacio Cartes inauguró este lunes la embajada de su país ante Israel en Jerusalén, convirtiéndose en la segunda nación, luego de Guatemala, en seguir los pasos de Estados Unidos, que con el traslado de su legación diplomática reconoce a la disputada ciudad como capital de Israel.

'Esta decisión soberana es un acontecimiento histórico para los vigorosos vínculos de amistad que unen a Israel y Paraguay' dijo Cartes, quien destacó que coincidía con el 70º aniversario de la creación del Estado de Israel, 'que mi país ayudó a adherir a la Organización de Naciones Unidas'.

Cartes y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu asistieron al acto, pocos días después de que Guatemala (el 16 de mayo) y Estados Unidos (el 14) oficializaran el traslado de sus embajadas en Israel a Jerusalén.

Esas decisiones generaron gran controversia, teniendo en cuenta el estatuto de Jerusalén —cuya parte oriental desean los palestinos como capital de su futuro Estado— en un contexto de persistente conflicto israelo-palestino.

Antes, Guatemala

La inauguración de la embajada estadounidense se llevó a cabo hace una semana en medio de protestas en la Franja de Gaza, en donde soldados israelíes mataron a más de 60 palestinos.

La decisiones de Guatemala y Paraguay levantan sospechas sobre eventuales favoritismos hacia esos países de parte de la administración de Donald Trump.

El presidente estadounidense había amenazado a fines de 2017 con represalias financieras a los países que apoyaran la resolución de la Asamblea General de la ONU de condena al reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.

La resolución fue aprobada finalmente el 21 de diciembre de 2017 por 128 votos a favor, nueve en contra (Guatemala junto a Honduras, Togo, Micronesia, Nauru, Palau y las Islas Marshall, además de EEUU e Israel) y 35 abstenciones.

El miércoles pasado, el número dos la Organización para la Liberación Palestina (OLP), Saëb Erakat, reaccionó de manera mordaz a la inauguración de la embajada de Guatemala a la que asistió el presidente guatemalteco, Jimmy Morales.

'El gobierno guatemalteco ha elegido permanecer en el lado equivocado de la historia, al lado de las violaciones del Derecho internacional y de los derechos humanos, y dar un paso hostil contra los palestinos y el mundo árabe', dijo entonces en un comunicado.

'No nos sorprende que un presidente que se ha opuesto a las investigaciones de la ONU sobre la corrupción y abusos de poder (en su país) haya decidido violar aún más las resoluciones internacionales'.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había elogiado apasionadamente a Guatemala por su decisión.

'Ustedes estuvieron siempre entre los primeros. Fueron el segundo país en reconocer a Israel', declaró el primer ministro israelí, anunciando que visitará Guatemala en su próxima gira por América Latina.

¿Decisión en suspenso?

Pero la decisión de Cartes durará el tiempo que decida el presidente electo paraguayo Mario Abdo Benítez, que aseguró la semana pasada que la analizará 'en su momento'.

Cartes 'puede tomar la decisión que quiera (...) Fue una decisión que no se consultó con nosotros (...) En nuestro sistema diplomático nosotros vamos a tener mucho cuidado en lo que vamos a decir, aunque se puede rever [la decisión]. Vamos a analizar en su momento', dijo Abdo Benítez.

En declaraciones a una radio paraguaya la semana pasada, el canciller de ese país, Eladio Loizaga, explicó que la decisión de Cartes estuvo influenciada luego de una visita a Jerusalén en julio de 2016, cuando se enteró de que todas las presentaciones de credenciales de los embajadores se hacen en esa ciudad.

'La sede del Gobierno (de Israel) está en Jerusalén, la oficina del primer ministro, la oficina del Presidente, las visitas oficiales se hacen en Jerusalén...', enumeró el canciller y agregó que 'el presidente dijo: este es el momento de ir a Jerusalén para establecer nuestra sede'.

La decisión de Estados Unidos, Guatemala y Paraguay marca un quiebre del consenso internacional de mantener las embajadas fuera de Jerusalén debido al estatuto disputado de la Ciudad Santa y al conflicto israelo-palestino.

La mayoría de los países latinoamericanos confirmaron a finales de 2017, ante la decisión de Estados Unidos, que no moverían su embajada de Tel Aviv.

Israel se apoderó de Jerusalén Este en 1967 y la anexionó. Todo Jerusalén es su capital 'eterna' e 'indivisible', afirma. Los palestinos, por su parte, quieren hacer de Jerusalén Este la capital del Estado al que aspiran.

Para la comunidad internacional, Jerusalén Este sigue siendo un territorio ocupado, por lo que las embajadas no deberían instalarse en la ciudad hasta que el estatuto de la misma no sea negociado entre ambas partes.