'¿¡Hay alguien que necesita ayuda!?', gritan socorristas este lunes en una comunidad del sur de Guatemala con la esperanza de encontrar a sobrevivientes en medio de la devastación que dejó la potente erupción del volcán de Fuego, con la muerte hasta ahora de más de 60 personas.
Bomberos, soldados y policías se abren paso entre los techos de decenas de casas arrasadas por el deslave de lodo y ceniza ardiente que el domingo provocó el pánico en la pequeña comunidad de San Miguel Los Lotes, en la ciudad de Escuintla, 35 km al sur de la capital.
La villa y otras comunidades vecinas que estaban acostumbradas a la constante furia del coloso, y que también resultaron afectadas, cuentan hasta al momento más de 30 muertos, aunque la cifra podría aumentar ante los reportes de varias personas que dicen tener familiares desaparecidos.
Eufemia García, de 48 años, rompe en llanto al enumerar a una decena de miembros de su familia, entre ellos sus tres hijos, que quedaron atrapados al momento que el deslave tomó por sorpresa el caserío.
'Yo quería regresar por ellos, yo quería regresar', repite la afligida mujer de 48 años frente a una ambulancia.
A pesar de la insistencia de los socorristas por encontrar indicios de vida, los esfuerzos parecen en vano ante la magnitud del desastre; al menos tres cuerpos calcinados estaban dispersos en un callejón y el patio de una vivienda, observó un periodista de AFP.
Un nuevo deslave que ocurre en la ladera del volcán hace que se suspendan momentáneamente las tareas y todos los que están en el epicentro del desastre deben evacuar a un lugar seguro.