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La llegada a Singapur de Kim Jong Un a bordo de un avión chino muestra que Pekín espera guardar literalmente bajo su ala al joven dirigente norcoreano, cuando éste se alista a iniciar una negociación impredecible con Donald Trump.

Para que nadie lo ignore, el diario oficial de Corea del Norte publicó fotos del dictador embarcando el domingo a bordo de un Boeing 747 de Air China que lo llevó a Singapur, donde se celebrará el martes la histórica cumbre con el presidente de Estados Unidos.

La elección de un avión extranjero puede sorprender de parte de un país que cultiva la ideología de la 'autosuficiencia', y cuyas relaciones con China se han visto afectadas en los últimos años por el apoyo dado la potencia oriental a las sanciones internacionales contra el programa nuclear norcoreano.

Recurrir a los servicios de la aviación china puede ser para Kim Jong Un algo de orden puramente práctico, 'pero al mismo tiempo es un gesto simbólico para mostrar a su pueblo que China apoya a Corea del Norte y que estará a su lado si el proceso de desnuclearización con Estados Unidos no funciona', analiza Koh Yu-hwan, especialista en Corea del Norte en la universidad Dongguk de Seúl.

Interrogada, la diplomacia china se limitó este lunes a precisar que la petición de transporte fue de parte de Corea del Norte y que una 'compañía aérea china (había) ofrecido sus  servicios'.

Asunto de seguridad

China pudo querer garantizar la seguridad de su joven aliado cuando sobrevolaba China, explica a la AFP un experto chino sobre Corea del Norte, Lu Chao, de la Academia de las ciencias sociales de Liaoning.

Kim Jong Un tiene un avión que habría podido conducirlo hasta Singapur, pero se trata de un viejo aparato de fabricación soviética, cómicamente apodado 'Air Force Un'. 'China suministró el avión para garantizar la seguridad del dirigente norcoreano', afirma Lu.

China también pudo querer recordar tanto a Corea del Norte como a Estados Unidos que ninguna solución del asunto norcoreano puede lograrse sin su apoyo.

Una llamada de atención que el presidente chino Xi Jinping en persona ya hizo en los últimos meses al recibir a Kim Jong Un en dos ocasiones en suelo chino, convirtiéndose así en el primer dirigente extranjero que se entrevistó con él.

China, aliada de Corea del Norte durante la guerra de 1950-1953, espera estar involucrada en cualquier hipotético tratado de paz y beneficiarse de una eventual apertura económica de su vecino. De ninguna manera, en estas condiciones puede dejar que Corea del Norte se entregue con los brazos abiertos a Estados Unidos.

'China tiene que hacer prueba de vigilancia ante las astucias posibles de Corea del Sur y Estados Unidos', advirtió este lunes el experto Lu Chao en el diario oficial Global Times.

Si Estados Unidos, Corea del Sur y Corea del Norte firmaran un tratado de paz sin China, esta 'tendría el derecho a invalidarlo', advirtió.

Posibles escenarios

Pero China apuesta alto con el heredero de la dinastía de los Kim, cuyos predecesores supieron jugar hábilmente con la rivalidad entre chinos y estadounidenses.

China seguramente previó diferentes escenarios antes de la cumbre de Singapur y ha jugado con ellos simultáneamente a nivel interno y con Kim Jong Un, indica Jonathan Sullivan, director del Instituto de política china en la universidad de Nottingham (Reino Unido).

'Pero el asunto de saber cual será el resultado ideal para los dirigentes chinos dependerá ampliamente del humor de Trump ese día, de su famosa alquimia y de su instinto, pero también de lo que saldrá de la cumbre y de su eventual aplicación para ambas partes', subraya Sullivan.

Xi Jinping será rápidamente informado por el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo, esperado el jueves en Pekín. 

El presidente chino también aceptó una invitación para visitar Corea del Norte en una fecha indeterminada, según la agencia oficial norcoreana.