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El parlamento húngaro adoptó ayer un paquete de leyes que penalizan a las organizaciones no gubernamentales que ayudan a los migrantes, una de las promesas del primer ministro nacionalista Viktor Orban.

Las leyes fueron aprobadas con 160 votos a favor y 18 en contra.

Según el gobierno, las leyes tienen como objetivo disuadir a los activistas que quieren ayudar a migrantes que no lo merecen el estatuto de refugiado, por ejemplo a aquellas personas que no pueden demostrar que se hallaban en peligro inminente antes de llegar a Hungría, o a los que entraron ilegalmente.

La propia división húngara de la organización Amnistía Internacional podría verse afectada por ese paquete legislativo. El grupo tildó la iniciativa de 'ataque descarado contra gente que busca huir de la persecución y contra los que llevan a cabo un trabajo admirable para ayudarlos'.

'Es un nuevo golpe en la intensa guerra contra la sociedad civil y es algo que resistiremos sin descanso' añadió AI en su comunicado.

Las leyes son conocidas como ‘Stop Soros’, en alusión al multimillonario y financiero estadounidense de origen húngaro George Soros, auténtico 'cabeza de turco' del gobierno Orban, que lo acusa, con sus iniciativas, de querer provocar una 'invasión' de migrantes.