Compartir:

Antes de asumir la presidencia de México, Enrique Peña Nieto se presentaba como un gran reformador, que además de 'guapo' era capaz de regresar al poder a un PRI más transparente, pero lejos de ese escenario, cierra su mandato marcado por escándalos de corrupción y violaciones de derechos humanos.

Apodado por su equipo de campaña como el 'Luis Miguel' de la política porque las mujeres se desgañitaban en sus mítines como si fuera el cantante mexicano, el joven -ahora de 51 años- prometía un nuevo Partido Revolucionario Institucional, cuyos 71 años de gobierno previos al 2000 estuvieron manchados de corrupción y abusos.

Pero seis años después, Peña Nieto -cuyos adversarios siempre lo pintaron como un producto de Televisa por casarse con una actriz de culebrones- deja al país con una debilitada confianza pública.

Los primeros 20 meses de su gestión estuvieron marcados por la aprobación de reformas de gran calado que pasan por casi todos los ámbitos de los 120 millones de mexicanos que ha gobernado, desde el laboral hasta el fiscal.

Dos son emblemáticas: la energética, que abrió ese sector a la iniciativa privada, y la educativa, por la que todos los maestros del sector público están sometidos a exámenes, a pesar de las continuas protestas de docentes sindicalizados, que en algunos casos se tornaron violentas.

También se creó el Sistema Nacional Anticorrupción, con el que en teoría habría elementos para exigir una mayor transparencia gubernamental, sin embargo organizaciones civiles han denunciado una falta de voluntad política para darle recursos e independencia.