El presidente israelí, Reuven Rivlin, criticó este martes un proyecto de ley debatido en el Parlamento, y apoyado por el gobierno, que prevé la creación de ciudades reservadas para los judíos.
Es muy poco frecuente que el presidente israelí, que tiene sobre todo un papel protocolario, intervenga en el debate político, y sus declaraciones aparecieron en las portadas de los principales medios de comunicación del país.
El proyecto de ley denunciado por Rivlin, aprobado en mayo en primera lectura, define Israel como 'el hogar nacional del pueblo judío'.
Uno de sus artículos, que debe ser adoptado después de tres lecturas, estipula que el 'Estado puede autorizar a una comunidad compuesta por gente de la misma fe y nacionalidad a mantener el carácter exclusivo de esa comunidad'.
El autor del proyecto de ley, Avi Dichter, diputado del Likud, el partido conservador del primer ministro Benjamin Netanyahu, explicó este martes en la radio pública que el texto buscaba 'permitir a una población sionista vivir sin tener a su lado a una población que no está dispuesta a defender las fronteras del país'.
Dichter se refería así a los árabes israelíes, que representan al 17,5% de la población total, frente a la gran mayoría de judíos.
Rivlin denunció en una carta abierta el proyecto de ley que, según él, 'podría atentar contra el pueblo judío en el mundo y en Israel y podría incluso constituir un arma' para los 'enemigos' de los israelíes.
'¿Queremos apoyar la discriminación y la exclusión de hombres y mujeres por su origen étnico', se preguntó en la carta. Para él, el texto permitirá a 'una comunidad crear localidades que excluyan a judíos sefardíes, ultraortodoxos, drusos, miembros de la comunidad LGTB. ¿Es ésta la visión sionista?'.
El proyecto de ley contiene otro artículo polémico que prevé convertir el hebreo en la única lengua oficial, ofreciendo un 'estatuto especial' al árabe.
El hebreo y el árabe se consideran actualmente como lenguas casi oficiales, utilizadas en todos los documentos estatales.