Nueva York. Una exhaustiva investigación que reveló que 300 curas católicos abusaron al menos de mil niños en Pensilvania aumenta la presión en Estados Unidos para endurecer las leyes y aplicarlas a los líderes de la Iglesia que encubrieron estos crímenes durante décadas.
Dos días después de la publicación del informe, el Vaticano afirmó el jueves que siente 'vergüenza y dolor', y aseguró que el Papa está del lado de las víctimas.
'Las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Aquellos que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para erradicar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes', dijo el Vaticano.
La investigación, la más exhaustiva jamás realizada en Estados Unidos sobre el tema, señala que la cifra de menores abusados por sacerdotes católicos 'está en los miles' en Pensilvania.
Pero la mayoría de los crímenes fueron cometidos hace tanto tiempo y algunos prescribieron, pero las investigaciones aseguran que desde 1963 el Vaticano conocía algunos de esos casos y que se mostró tolerante.
Para evitar nuevos abusos, el informe recomienda endurecer las leyes para obligar al liderazgo de la Iglesia a reportar los crímenes, eliminar el límite de tiempo máximo para denunciar todos los casos de abuso sexual de un menor y alargar el plazo para que las víctimas puedan exigir indemnizaciones.
'Espero que como resultado del informe el liderazgo de la Iglesia católica comience a estudiar en serio la manera de responsabilizar a los obispos, que no cometían abusos pero transferían a los curas abusadores' de una diócesis a otra, dijo a la AFP Lisa Fullam, profesora de Teología Moral de la Universidad de Santa Clara, en California.