El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, elevó este martes de 64 a 2.975 el balance oficial de muertos por el huracán María el año pasado, al adoptar un estudio de la Universidad George Washington que pone fin a 11 meses de polémica.
'Estoy dando una orden para que ahora se actualice el número de muertes oficiales a 2.975', dijo Rosselló a periodistas en San Juan, capital de este territorio estadounidense.
Horas antes, la Universidad George Washington había divulgado el estudio, encomendado por el gobierno puertorriqueño, que halló que este balance fue '22% superior al número de muertos que podría haber ocurrido durante ese período sin la tormenta'.
'Esto es una devastación sin precedentes', comentó el gobernador, que responsabilizó en parte a la burocracia por la que tuvo que pasar la isla para acceder a la ayuda del gobierno federal de Washington.
En las semanas posteriores al desastre, fue difícil conseguir comida, agua fresca y gasolina; y muchos ancianos y enfermos que dependían de la energía para respiradores, diálisis o para refrigerar la insulina, por ejemplo, sufrieron las consecuencias.
El informe detalló que el equipo de emergencias del Departamento de Salud puertorriqueño tenía un 'plan desactualizado', que las agencias de emergencia no estaban diseñadas 'para huracanes mayores a categoría 1', y que las campañas de información no alertaron al público adecuadamente del advenimiento de un desastre catastrófico.
También indicó que los médicos carecían del entrenamiento necesario para certificar las muertes en los casos de desastres.
'Como gobernador asumo la responsabilidad que me compete', señaló Rosselló.
Pero 'hay responsabilidad de todas las partes', añadió cuando se le preguntó por la respuesta del presidente Donald Trump.
Cero consideración política
Trump fue criticado por haber demorado la ayuda federal a Puerto Rico, en comparación con la presteza con la que ésta había llegado a Florida y Texas, golpeados poco antes por Harvey e Irma.
Cuando se le preguntó sobre esta polémica, Rosselló respondió: 'Yo reconozco que cometimos errores, que podíamos haber hecho cosas de manera más efectiva. Pero rechazo tajantemente que cualquiera de estas cosas tenga alguna consideración política. Cero consideración política'.
No obstante, admitió que 'no hay duda de que en Puerto Rico el proceso burocrático fue más extenso que en otras jurisdicciones similares como en Texas y en Florida, y eso ciertamente es un factor que limitó nuestra recuperación'.
Un mes después del huracán, el 20 de septiembre, cuando la cifra oficial de fallecidos se estimaba en 16, el presidente dijo en su defensa que el desastre no era nada comparado a los más de 1.800 muertos que había dejado el huracán Katrina en Luisiana en 2005.
Este comentario, sumado a la demora de la respuesta más las imágenes del presidente lanzando a los damnificados rollos de papel higiénico, indignaron a la población.
El gobierno había establecido en 64 el balance inicial de muertos, una cifra que a los testigos de los destrozos les provocaba desconfianza.
Estudios independientes de medios de prensa mostraron luego cifras muy superiores. En mayo, la Universidad de Harvard, utilizando otra metodología, indicó que habían fallecido más de 4.600 personas.
Exceso de muertes
El estudio analizó los patrones de mortalidad de Puerto Rico entre 2010 y 2017 para predecir la mortalidad esperada si el huracán María no hubiera ocurrido. Luego examinó las muertes 'excedentes' ocurridas entre septiembre del año pasado, cuando María atravesó la isla con vientos de 250 Km/hora, y febrero de 2018.
'El riesgo de muerte fue 45% mayor y persistente hasta el final del período estudiado para las poblaciones de bajo desarrollo socioeconómico', indicó el estudio, añadiendo que los hombres mayores de 65 experimentaron una mayor tasa de mortalidad.
Además, 40% de las municipalidades padecieron una mortalidad significativamente mayor entre septiembre y febrero comparado a los dos años anteriores.
El gobernador Rosselló aseguró que instalará un comité para poner en práctica las recomendaciones del estudio y que creará un registro de personas con enfermedades crónicas para poder alertarlas de una forma más específica si se avecina una catástrofe.
A la desolación que dejó María siguió un éxodo masivo a Estados Unidos continental, lo que hundió aún más a la isla en una crisis fiscal por la que se había declarado en quiebra unos meses antes del paso del huracán.