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Una vasta zona de la costa este de Estados Unidos se prepara para el pasaje del huracán Florence, potencialmente devastador, que llevó a las autoridades a ordenar la evacuación de más de un millón de personas.

Los estados de Carolina del Norte y del Sur y Virginia, los más amenazados, fueron declarados en estado de emergencia, así como Maryland y la capital federal Washington DC, ante el riesgo de lluvias torrenciales e inundaciones.

El Centro Nacional de Huracanes (NHC) dijo en su último reporte que Florence avanzaba como un huracán de categoría 4, de una máxima de 5 en la escala de Saffir Simpson, con vientos de 215 kilómetros por hora.

'Esta tormenta va a impactar de manera directa', dijo ayer Jeff Byard, de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), al advertir el potencial de daños masivos, inundaciones, cortes de energía y pérdida de vidas.

Byard instó a los residentes a evacuar, señalando que Florence es 'la tormenta más fuerte' en esta zona del país 'en décadas'.

Washington en emergencia

El estado de emergencia declarado en las zonas afectadas, ratificado por el presidente Donald Trump, permite liberar fondos federales. El mandatario dijo que había hablado con los respectivos gobernadores y que 'el gobierno federal está listo para asistir'.

'Esta es una de las peores tormentas que azotará la costa este en muchos años', tuiteó Trump. '¡Prepárense, tengan cuidado y estén seguros!', advirtió.

La declaratoria de emergencia firmada el martes para Washington DC por la alcaldesa Muriel Browser, vigente por 15 días, citó pronósticos para Florence de 'fuertes vientos, lluvias y subidas de la marea' con 'graves efectos generalizados en la región'.

'El huracán Florence tiene el potencial de causar inundaciones catastróficas, especialmente en las zonas costeras' y en la entrada de la bahía de Chesapeake, dijo el martes Ralph Northam, gobernador de Virginia.

'Manta y almohada'

En Charleston, una ciudad portuaria e importante centro turístico, la ruta 26 tendrá circulación en un solo sentido, hacia el norte, para facilitar las evacuaciones.

Otros optaron por ir hacia el sur a los estados de Georgia y Florida.

Michael Kennedy, un ingeniero de Boeing, le dijo a un corresponsal de la AFP que se iría ese día a Atlanta, donde viven sus padres.

Su compañera, Emily Whisler, fue convocada por la Universidad de Medicina de Carolina del Sur, donde trabaja como residente en un programa de psiquiatría. 'Me dijeron que trajera una manta y una almohada, me quedaré allí por varios días', dijo.

La gente invadió el lunes los supermercados para abastecerse de agua, alimentos y artículos de primera necesidad. Muchos residentes también sellaron las puertas y ventanas de sus casas.

Entre agosto y septiembre de 2017, tres potentes huracanes, Harvey, Irma y María, causaron la muerte de miles de personas y dejaron daños por miles de millones de dólares en el Caribe y el sureste de Estados Unidos.