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Campos inundados, ríos crecidos y rutas cortadas: una parte del sudeste de Estados Unidos permanecín este lunes bajo las aguas tras el paso del huracán Florence, que ha dejado al menos 15 de muertos y daños por miles de millones de dólares.

Aunque la tormenta pasó a una categoría de 'depresión tropical' el domingo, las ráfagas de viento y las lluvias torrenciales que cayeron desde el viernes sobre las cuencas fluviales ya saturadas en Carolina del Sur y Carolina del Norte, podrían traer más muerte y destrucción, según las autoridades.

En Carolina del Norte murieron diez personas y cinco en Carolina del Sur, según los respectivos balances oficiales.

Los servicios de rescate permanecían alertas en Grifton, una pequeña localidad de Carolina del Norte -el estado más afectado-, amenazada por los crecientes niveles de agua en un arroyo cercano y en el río Neuse.

'Mucha gente ya ha evacuado', dijo Denise Harper, residente del lugar. 'Es preocupante ver el agua subir lentamente'.

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'Aún tenemos algunos días por delante', advirtió el domingo el jefe de la Agencia Federal de Servicios de Emergencia a la CNN Brock Long, que aseguró también que en el centro y el oeste de Carolina del Norte y Virginia no se han terminado las duras condiciones climatológicas. 

Long llamó a los ciudadanos a estar alertas ante las advertencias oficiales de lo que ahora era considerado un 'evento de inundaciones'.