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Los macedonios dirán este domingo mediante un referéndum si aceptan que el nombre de su país se convierta en 'República de Macedonia del Norte', para resolver un conflicto con Grecia y abrirse paso hacia la OTAN y la Unión Europea.

Grecia no acepta que su pequeño vecino, que declaró su independencia de Yugoslavia en 1991, tenga el derecho a llamarse 'Macedonia'. Atenas reivindica este nombre para su provincia septentrional en torno a Tesalónica, y acusa a Skopje --la capital macedonia-- de usurpar su patrimonio histórico, además de acusar al vecino de tener ambiciones territoriales.

Si el acuerdo firmado en junio por los primeros ministros macedonio Zoran Zaev y griego Alexis Tsipras es confirmado a ambos lados de la frontera, se levantará el veto de Atenas a la integración macedonia en la OTAN y a las negociaciones de adhesión con la UE.

El camino es aún largo. El resultado del referéndum deberá ser validado por el Parlamento de Skopje, con una mayoría de dos tercios de la que no dispone la coalición gobernante, compuesta por socialdemócratas y partidos que representan a la minoría albanesa (20 a 25% de los 2,1 millones de habitantes).

Hipoteca de participación

Una amplia victoria del 'Sí' podría ayudar al poder a convencer a parte de una oposición de derecha dividida y que duda en votar la ratificación, sobre todo si la participación es baja, como temen muchos observadores.

'Para Macedonia no hay otra opción que una adhesión a la OTAN y a la UE' exhorta Zoran Zaev, quien advierte a sus compatriotas que en caso de fracaso el país estaría abocado al 'aislamiento total' y a la 'inestabilidad'.

El ciudadano Sasho Iliosko resume el estado de ánimo de muchos de sus compatriotas, 'decepcionados por perder parte de su identidad (...) pero que votarán pese a todo sí'.

La pregunta del referéndum no alude explícitamente al cambio de nombre: '¿Está usted por la adhesión a la UE y a la OTAN, al aceptar el acuerdo' con Grecia?

Para muchos, arrimarse a Occidente es la oportunidad para sacar del marasmo económico a este país, que afronta una emigración masiva, una diáspora que equivale casi a un cuarto de la población.

Esta semana, Zoran Zaev se dirigió a su 'amigo' Hristo Mickoski, jefe de la oposición y a sus 'estimados' partidarios: 'Ustedes saben que un acuerdo mejor es imposible de alcanzar (...) Ustedes saben que todos estamos por la Unión europea y por la OTAN'.

'Escuchen su corazón'

Hristo Mickoski se ha abstenido de cualquier recomendación explícita: 'cuando se despierten el domingo, escuchen su corazón. Y tomarán la buena decisión'

El 'sí' es favorito, y ninguna figura de primer plano aboga por el 'No'.

Los opositores al acuerdo lanzaron un llamado a boicotear el referéndum en las redes sociales, pero su manifestación en  Skopje apenas congregó a decenas de personas.

El presidente macedonio, Gjorge Ivanov, cercano a la derecha nacionalista y que tiene un rol honorífico, repitió el jueves en la ONU que no iría a votar. 'Se nos dice que somos más pequeños y más débiles, y que por eso debemos aceptar el acuerdo que quiso Atenas', denunció.

Aunque no se ha publicado ningún sondeo, muchos observadores creen que la abstención superará el 50%, debido a la falta de entusiasmo pero también a la ausencia de muchos electores que viven en el extranjero.

El referéndum, que el domingo se celebra de  07H00 a 19H00 locales (05H00 a 17H00 GMT), contará con la presencia de 500 observadores extranjeros.