El papa Francisco canonizó este domingo en una ceremonia multitudinaria en la plaza de San Pedro al arzobispo salvadoreño Óscar Romero, figura emblemática para América Latina por su defensa de los pobres y sus denuncias contra la violencia.
La ceremonia se celebraró en la plaza de San Pedro ante miles de personas, religiosos y autoridades de los dos continentes, entre ellos 7.000 salvadoreños que viajaron para la canonización de Romero (1917-1980), asesinado en 1980 por los escuadrones de la muerte mientras oficiaba una misa.
Además del presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, asistirán ministros, autoridades y representantes diplomáticos de numerosos países tanto de Europa como de América Latina.
Junto con Romero fueron elevados al honor de los altares el papa italiano Pablo VI así como los curas italianos Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, las religiosas alemana Maria Caterina Kasper y española Nazaria Ignacia March Mesa y el laico Nunzio Sulprizio, la mayoría canonizados por su labor con los pobres.
Los retratos gigantes de los siete nuevos santos cubren la fachada de la basílica de San Pedro, donde se calcula que asistirán más de 60.000 personas.
Por décadas acusado de ser 'marxista' y de ser cercano a la Teología de la Liberación, el nuevo santo latinoamericano será venerado en los altares como un ejemplo para los católicos de todo el mundo por su denuncia de las injusticias sociales y la defensa de los derechos humanos.
'Es un regalo de Dios para el pueblo salvadoreño, que está sufriendo por tanto crimen de la violencia social', aseguró a la AFP el hermano, Gaspar Romero, quien viajó a Roma para la ceremonia junto con otros siete familiares.