El renombrado periodista saudí Jamal Khashoggi, cuya muerte confirmó Arabia Saudita este sábado, pasó de ser alguien que conocía desde dentro a la familia real saudí a ser un detractor del todopoderoso príncipe heredero Mohamed bin Salmán.
En su última colaboración con el Washington Post, denunció las trabas a la libertad de prensa en el mundo árabe y afirmó: 'Desgraciadamente, esta situación probablemente no cambiará'.
Jamal Khashoggi debía cumplir 60 años el 13 de octubre, pero el 2 entró en el consulado saudí de Ankara y no volvió a aparecer. La prensa turca aseguró que Khashoggi fue torturado y salvajemente asesinado. Y Washington instó a Riad a publicar cuanto antes los resultados de su investigación.
Arabia Saudita desmintió en un primer momento la muerte del periodista, pero este sábado admitió que había fallecido en el interior de su consulado en Estambul.
El periodista tuvo una intensa carrera que lo hizo pasar en 35 años por el islam político de los Hermanos Musulmanes, la prensa saudí, los círculos dirigentes de Riad y los mayores diarios internacionales, entre ellos el Washington Post.
Khashoggi se había exiliado a Estados Unidos tras una ola de detenciones en septiembre de 2017 en el reino saudí. Desde entonces no había cesado de denunciar los 'excesos' del príncipe Mohamed, de 33 años, apodado MBS.
En aquel momento anunció que se le había prohibido publicar en el diario panárabe Al Hayat, propiedad del príncipe saudí Jaled bin Sultan al Saud, por haber defendido a los Hermanos Musulmanes, cofradía considerada 'terrorista' por Riad.
El 6 de marzo de 2018 escribió en un editorial, cofirmado por el historiador británico Robert Lacey, en el Guardian: 'Por su programa de reformas, el príncipe heredero merece elogios. Pero este joven e impetuoso innovador no ha alentado ni permitido el menor debate en Arabia Saudita'.