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Los estadounidenses eligieron ayer un Congreso dividido dos años después de la victoria sorpresiva de Donald Trump: los demócratas recuperaron la Cámara de Representantes mientras que los republicanos reforzaron su control del Senado, en una jornada de candentes batallas locales.

Los demócratas tomaron control de la Cámara de Representantes, aprovechando la indignación contra Donald Trump y la promesa de proteger la cobertura de salud, pero sin hacer realidad la anunciada 'ola azul'.

Se encaminan a arrebatar al menos 27 escaños a los republicanos, incluyendo cuatro en Pensilvania, pero también en Florida, Colorado, Kansas, Nueva Jersey, Nueva York y Virginia.

La votación estuvo marcada por una nueva ola de candidatos mujeres, jóvenes y miembros de minorías.

La Cámara baja está compuesta por 435 bancas, que se renuevan enteramente cada dos años. Los demócratas necesitaban arrebatar 23 escaños a los republicanos para ganar la mayoría, pero según el sitio independiente Cook Political Report se encaminan a quitarles al menos 30.

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En el Senado

En el Senado, los republicanos conservaron su mayoría de al menos 51 bancas, que podría ampliarse a 53, según los medios estadounidenses.

Favorecidos por un mapa electoral ventajoso, arrancaron varios escaños a los demócratas, que estaban obligados a defender diez escaños en estados pro Trump. Resistieron en Virginia Occidental y en Nueva Jersey, pero perdieron en el estado clave de Indiana, Misuri y Dakota del Norte, tierras conservadoras.

Los republicanos obtuvieron una victoria preciada al conservar el escaño de Ted Cruz en Texas, a pesar de los millones de dólares gastados en apoyo del demócrata Beto O’Rourke, estrella de la campaña. Y en Florida, el exgobernador Rick Scott venció al demócrata saliente Bill Nelson.

Gobernaciones

Los demócratas recuperaron siete gobernaciones, pero perdieron una de las contiendas más anticipadas: el duelo entre el demócrata progresista Andrew Gillum, primer candidato negro a ese puesto en Florida, y el republicano Ron DeSantis, un abierto seguidor de Trump. A pesar de las acusaciones de racismo, DeSantis finalmente venció en una elección muy cerrada.

Otra votación muy esperada, todavía en vilo, es la de Georgia entre el republicano Brian Kemp y la demócrata Stacey Abrams, que busca convertirse en la primera gobernadora negra de un estado estadounidense.

De los 50 estados, solo 36 estaban en liza el pasado martes.