Los israelíes solían extender toallas sobre la hierba verde a orillas del mar de Galilea, también llamado Lago de Tiberíades. Ahora espetan sombrillas en la playa de arena que apareció por el achicamiento de la superficie del agua.
'Cada vez que venimos se nos encoge el corazón', reconoce Yael Lichi, de 47 años, quien frecuenta el lugar desde hace 15 años con su familia. 'En Israel es un símbolo' afirma. El diario Haaretz informa a diario del nivel de las aguas en contraportada.
Los barcos de madera que transportan a turistas surcan sus aguas transparentes. Los peregrinos cristianos visitan este lugar donde según la Biblia se produjo uno de los milagros de Jesús: la multiplicación de los panes y de los peces.
Para Israel es vital. Durante mucho tiempo fue la principal fuente de agua del país.
Desde 2013, 'estamos por debajo del límite mínimo' más allá de la cual 'la salinidad aumenta, los peces tienen dificultades para sobrevivir y la vegetación se ve afectada', explica a la AFP Amir Givati, hidrólogo de la autoridad del agua israelí.
El nivel se halla sólo 22 cm por encima del récord de sequía de 2001. Solo que entonces se obtenían 400 millones de metros cúbicos anuales para regar el resto del país.
'Este año hemos bombeado 20 millones de metros cúbicos', dijo Amir Givati, además de los 50 millones de metros cúbicos suministrados por Israel a Jordania en virtud del acuerdo de paz.
Actualmente, a falta de agua, el acueducto es inservible. La mayoría de las viviendas al oeste consumen agua desalinizada del Mediterráneo y para el riego de los campos se usan las aguas residuales recicladas.