El Vaticano envió una misión de religiosos a Chile para que investiguen las acusaciones de exmonjas sobre los supuestos abusos sexuales que sufrieron en una congregación de las Hermanas del Buen Samaritano, anunció este jueves un comunicado de la Iglesia chilena.
La hermana Rosario Alonso y el padre Maurizio Bridio fueron enviados por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano, para determinar la veracidad de las denuncias de abuso sexual y maltrato a monjas ocurridos dentro de la congregación, hecho que revelaron en un reportaje de la televisión chilena en julio pasado.
'Hermanas que pertenecieron a nuestra Congregación han hecho acusaciones en medios de comunicación social, algunas de ellas muy graves', indicó el comunicado de la iglesia.
Durante su estancia, la misión tendrá como objetivo 'recoger información necesaria para un conocimiento profundo de la Institución y de transmitirla a la Santa Sede, en vista de las decisiones que se considere oportuno tomar', agregó.
La congregación, ubicada en la región del Maule (unos 280 km al sur de Santiago), anunció que tras las denuncias se inició una investigación canónica.
'Estas acusaciones deben ser investigadas y estudiadas para que aquellas prácticas que son verídicas sean sancionadas debidamente', sostuvo el comunicado.
La investigación de la misión se extenderá por algunos meses en Chile, en los que Alonso y Bridio tomarán declaración de las denunciantes, religiosas y personas particulares que desee aportar en el esclarecimiento de este caso.
Se trata de la segunda misión que envía el Vaticano. El arzobispo de Malta y actual subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Charles Scicluna, llegó a Chile y lideró la investigación que reveló los abusos a menores y el encubrimiento de estos hechos orquestado por obispos y el sacerdote Fernando Karadima, expulsado de la iglesia por abusos sexuales.
Con más de un centenar de causas judiciales abiertas, religiosos y laicos desfilaron en los últimos meses por los juzgados gracias a los antecedentes recabados durante allanamientos en edificios religiosos.
El papa aceptó la renuncia de siete obispos chilenos, expulsó de la iglesia a otros dos obispos eméritos y dos sacerdotes.