Tras 18 años de reinado, Angela Merkel entrega este viernes las riendas de su partido conservador, al cabo de una histórica votación en la CDU que puede ser decisiva para el rumbo que tome Alemania en el futuro.
La votación de los 1.001 delegados de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU) reunidos en el congreso de Hamburgo puede tener una importancia histórica para el país, ya que 'el que alcance la presidencia del partido más importante en Alemania se convertirá a la larga en el canciller', explicó a la AFP Eckhard Jesse, politólogo de la Universidad de Chemnitz.
Tres candidatos se disputan la victoria.
Por un lado, Annegret Kramp-Karrenbauer ('AKK'), de 56 años, secretaria general del partido, considerada como 'Merkel bis' ya que defiende la misma línea de centroderecha de la canciller.
Por el otro, el millonario Friedrich Merz, de 63 años, que propone un giro a la derecha de la CDU y del país. Apartado por Merkel en el pasado, este quiere volver a la primera línea tras una década de ostracismo político.
En tercer lugar, el joven ministro de Sanidad, Jens Spahn, muy crítico con Merkel, también aspira a liderar el partido pero su candidatura dispone de pocas opciones.
Después de 13 años al frente de la principal potencia económica y política europea, Merkel tuvo que renunciar a finales de octubre al liderazgo de la CDU tras los resultados negativos de esta formación en las elecciones regionales en Baviera (sur) y Hesse (oeste).
'Reconocimiento'
'Siento reconocimiento por haber sido presidenta durante 18 años', declaró el jueves Merkel al iniciarse el congreso. 'Fue un muy largo período en el que la CDU conoció altos y bajos'.
La canciller alemana, apodada cariñosamente en el pasado como 'Mutti' (Mamá) por la prensa alemana, espera llegar hasta el final de su mandato al frente del gobierno, previsto para 2021. Pero esto dependerá en gran parte de su sucesor al frente de la CDU.
Según el politólogo Eckhard Jesse, el hecho de que Merkel termine su mandato 'está prácticamente descartado, ya que el SPD (centroizquierda) no seguirá en la coalición de gobierno hasta ese año'.
Ante la presión de la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y de los Verdes alemanes por el centro, el centroderecha alemán se encuentra inmerso en una situación de declive electoral y necesita un nuevo impulso.
Junto a su aliado bávaro de la CSU, la CDU solo obtendría actualmente entre el 26% y el 28% de los votos, según los sondeos. En las legislativas de septiembre de 2017, esta coalición consiguió el 33% de los sufragios.
Los socialdemócratas (SPD), que forman parte de la gran coalición que gobierna en Alemania, atraviesan una grave crisis electoral.
Las perspectivas electorales de AfD, la tercera fuerza política en el Parlamento alemán tras su gran irrupción en septiembre del año pasado, se han visto beneficiadas por el miedo a la inmigración alentado por la política migratoria de Merkel, que aceptó abrir las puertas del país y acoger a más de un millón de sirios e iraquíes entre 2015 y 2016.
Para los aspirantes al liderazgo de la CDU, su principal objetivo es recuperar a sus antiguos votantes, que ahora apuestan por la ultraderecha.
Por este motivo, Merz cuestionó el derecho al asilo en la forma en que este está inscrito en la Constitución alemana.
Su rival Kramp-Karrenbauer apuesta por reenviar a todos aquellos refugiados culpables de algún crimen, incluso a los sirios.
Todos lo candidatos intentan desmarcarse del legado de Merkel.
'Fue un error llevar la CDU hacia la izquierda, lo que permitió a AfD situarse a la derecha sin hacer grandes esfuerzos. También resultó un error permitir durante meses una pérdida del control en las fronteras', considera Der Spiegel.
'La CDU debe reconocerlo, aunque esto parezca que van a matar a la madre', añade el semanario.