En un esfuerzo por salvar un acuerdo de Brexit condenado al fracaso, la primera ministra Theresa May decidió este lunes aplazar el voto crucial del Parlamento y dirigirse de nuevo a sus socios europeos con las 'preocupaciones' expresadas por los diputados británicos.
'El acuerdo habría sido rechazado por un margen significativo, por lo tanto aplazaremos la votación prevista para mañana', afirmó May ante la Cámara de los Comunes.
Inmediatamente después, la libra esterlina acentuaba su caída para dejarse más de 1,5% frente al dólar.
El texto, fruto de 17 meses de difíciles negociaciones con Bruselas, choca con el rechazo de la oposición laborista, los centristas liberaldemócratas, los nacionalistas escoceses, los unionistas norirlandeses del DUP -en cuyo apoyo se basa la mayoría parlamentaria de May- y hasta un centenar de conservadores rebeldes, ya sea proeuropeos o euroescépticos.
Su punto más conflictivo es el denominado 'backstop', o 'red de seguridad', un mecanismo ideado para evitar la reinstauración de una frontera dura en la isla de Irlanda que amenace el Acuerdo de Paz de 1998, que puso fin a 30 años de sangriento conflicto.
Los defensores del Brexit temen que Reino Unido quede permanentemente atrapado en las redes europeas y presionaron para que May renegociase el 'backstop' durante la cumbre europea del jueves y viernes en Bruselas.
El Brexit no estaba en la agenda de esa reunión, prevista desde hace meses, pero tras esta decisión amenaza con llevarse el protagonismo.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, convocó a una cumbre sobre el Brexit para el jueves.