Compartir:

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo este jueves que no está satisfecho con la iniciativa aprobada por diputados para crear una nueva guardia militarizada para combatir al crimen, por lo que propondrá al Senado que le dé más facultades para intervenir en seguridad pública.

La cámara baja aprobó este miércoles una reforma constitucional para crear la guardia nacional, un nuevo cuerpo militar que asumirá la seguridad en el país, golpeado por cárteles del narcotráfico, y que es rechazada por defensores de derechos humanos pues argumentan que agudizará la violencia.

'Tenemos que pedir respetuosamente a los senadores que se contemplen temas que fueron eliminados en la aprobación, sobre todo (...) la definición con claridad sobre la facultad de las fuerzas armadas para intervenir en asuntos de seguridad pública', dijo el izquierdista López Obrador en conferencia de prensa.

Explicó que el artículo eliminado permite que el ejército y la marina puedan ayudar en labores de seguridad pública mientras se conforma el nuevo cuerpo de seguridad.

La creación de la guardia nacional otorga aval constitucional a la estrategia militarizada de combate al crimen organizado iniciada a finales del 2006 por el entonces presidente Felipe Calderón, del partido conservador PAN.

Opositores dicen que la estrategia ha propiciado más violencia y violaciones de derechos humanos, con más de 200.000 personas asesinadas y 37.000 desaparecidas desde el inicio de la ofensiva, según cifras oficiales, que no precisan cuántos casos están ligados al combate a la criminalidad.

López Obrador dijo que la modificación deja a los militares con las mismas limitaciones que ha tenido la policía federal que, según argumentó, 'no funcionó' porque 'no se le dio fuerza'.

'Por eso estamos hablando de la guardia nacional (...) no es para cambiarle de nombre. No estoy satisfecho', agregó.

La reforma fue aprobada con votos del partido oficialista Morena -que con sus aliados tiene mayoría simple-, así como del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del exmandatario Enrique Peña Nieto, y otros dos minoritarios, logrando la mayoría calificada necesaria para modificar la Constitución.

El PAN y cuatro grupos políticos votaron en contra.

La reforma aún debe ser aprobada por dos tercios del Senado y por la mitad de los congresos de 32 estados que conforman México, la mayoría dominados por Morena.

López Obrador, que por años criticó la estrategia militar, se retractó de dicha postura tras su elección, argumentando que encontró una situación de seguridad mucho más grave de lo que esperaba.

En debates previos a la aprobación, en los que participaron expertos y ONGs, se consiguió que el proyecto fuera modificado para que el mando administrativo de la guardia sea civil aunque los aspectos operativos se mantuvieron en el ámbito militar.

Varios activistas consideraron insuficiente tal modificación.