La Unión Europea (UE) espera poder lanzar en febrero el grupo internacional de contacto que impulsa para buscar una salida negociada a la crisis política en Venezuela, anunció este lunes la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.
'El trabajo sobre el grupo de contacto continúa y esperamos establecerlo en las próximas semanas', dijo Mogherini al término de una reunión de los cancilleres europeos en Bruselas, en la que abordaron rápidamente la situación en el país latinoamericano.
Aunque no reconocen los comicios que llevaron al presidente venezolano, Nicolás Maduro, a asumir otro mandato, los europeos se resisten a romper relaciones y promueven desde octubre este grupo que no busca mediar, sino facilitar un diálogo entre gobierno y oposición.
El fin de semana, los embajadores europeos que se reunieron con el dirigente venezolano en Caracas le expusieron la creación de este grupo de contacto. 'Maduro no se manifestó en contra', aseguró este lunes el ministro de Exteriores español, Josep Borrell.
Su homólogo portugués, Augusto Santos Silva, destacó la importancia de un 'relanzamiento del proceso político de diálogo' en el país, ya que, sin una solución política, a su juicio, 'la grave crisis económica y social que Venezuela vive no puede superarse'.
El grupo estaría formado por países europeos y de fuera del bloque. A la espera de fijarse su composición final, entre los países de la UE que suenan para estar dentro se encuentran España, Portugal, Italia y Francia, según fuentes diplomáticas europeas.
Del lado latinoamericano, México, Uruguay y Ecuador estarían abiertos a participar. Otros como Estados Unidos, la ONU, la Santa Sede o Rusia habrían expresado su disposición a seguir el trabajo del grupo de cerca, pero sin participar, según una de estas fuentes.
'Queda todavía por atar la participación definitiva de unos y de otros', precisó Borrell, para quien el lanzamiento del grupo internacional de contacto podría producirse durante la próxima reunión ordinaria de cancilleres, el 18 de febrero en Bruselas.
Los europeos rechazaron que estos movimientos diplomáticos impliquen un cambio en su posición sobre la situación de la democracia y los derechos humanos en Venezuela, a la que impusieron un embargo de armas y sancionaron a 18 funcionarios.
Borrell defendió la decisión de actuar en la crisis en el país latinoamericano por la presencia de 'un millón de europeos'. 'Si me dicen que Europa se desentiende de la crisis venezolana, sería una decepción', agregó en rueda de prensa.