La Corte Suprema de Estados Unidos autorizó este martes a la administración del presidente Donald Trump a bloquear la contratación de militares transgénero, en espera de que la justicia se pronuncie en apelación sobre esta sensible cuestión.
El gobierno recibió con satisfacción la decisión de la corte alegando que la inclusión de transgéneros en el ejército 'es un riesgo para la eficacia y el poder letal de los militares'.
Pero defensores de derechos humanos denunciaron la adopción de una política 'inhumana' y 'discriminatoria'.
Al final de su mandato el presidente Barack Obama había previsto que el ejército estadounidense empezara a contratar militares transgénero a partir de 2017.
El gobierno de Trump empezó retrasando la medida hasta enero de 2018, y posteriormente decidió revisar completamente esta política. El mandatario republicano argumentó, en una hilera de tuits en julio de 2017, 'la carga de los costes médicos enormes' y las 'perturbaciones'.
Este martes la Corte Suprema decidió con una estrecha mayoría de 5 votos sobre 9 suspender las decisiones de los tribunales, en espera de que se pronuncien las cortes de apelación. Los cuatro jueces progresistas se opusieron a esta decisión.
Varias sentencias habían invalidado la decisión del presidente y las personas transgénero empezaron a enrolarse el 1 de enero de 2018. Sin embargo, en febrero el secretario de Defensa de entonces, Jim Mattis, propuso una versión modificada de la prohibición.
Las personas transgénero que no hubieran cambiado de sexo ni tuvieran intención de hacerlo podían servir a la patria, pero con su sexo biológico. Los otros quedaban excluidos, salvo derogación.
En septiembre de 2018, tribunales federales suspendieron esta 'nueva política', juzgando que era 'similar' a la precedente y el gobierno apeló y pidió a la Corte Suprema que se encargara del caso en profundidad.
No hay cifras oficiales, pero se estima que entre 1.320 y 15.000 personas transgénero sirven en el ejército estadounidense, de un total de 1,3 millones de militares en activo.
La oposición demócrata denunció una política 'intolerante' y prometió 'luchar' por los derechos de los transgénero.
La senadora Dianne Feinstein dijo temer que la nueva política permitiera el regreso de la ley de 'no preguntes, no digas' ('don't ask, don't tell') que durante mucho tiempo prohibió que los homosexuales sirvieran en el ejército.