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Al comienzo del verano austral, los pasajeros de los cruceros que ingresan a Montevideo, puerto estratégico para la pesca en el Atlántico sur, descubren un paisaje sorprendente: un cementerio de pecios oxidados, contaminación visual y ambiental que las autoridades están tratando de eliminar.

A la distancia se divisa un conjunto de antenas, cuerdas, pórticos, escaleras, cascos y cadenas. Grupos de barcos de pesca abandonados forman islas de chatarra con pintura descascarada en medio de la bahía. Algunos todavía están a flote; otros están tendidos en el flanco, semi sumergidos y devorados por el tiempo.

Parte de estos barcos fantasmas fueron empujados contra la costa por el viento y las tormentas. Ahora, son parte del paisaje de la capital uruguaya, que acompaña la carretera que va hacia el oeste del país.

'Montevideo es un puerto natural para la pesca en el Atlántico sur', dice AFP Alejandro Sciarra Caubarrere, un abogado especializado en derecho marítimo.

'Muchos de estos barcos vienen aquí por una zafra de pesca y se quedan allí esperando a la próxima', agrega Isabel Vázquez, quien está a cargo de las finanzas de Autoridad de Puertos del Uruguay (ANP).

Estas estancias, que se supone duran solo unos pocos meses, se extienden a veces indefinidamente. En algunos casos, los propietarios de estas embarcaciones de origen coreano, español, beliceño, namibiano, estadounidense o uruguayo, deciden abandonarlas debido a una avería técnica o una quiebra económica, en lugar de pagar las reparaciones o la repatriación. Los armadores desaparecen del tráfico, a veces dejando que la tripulación se vaya por sí misma en el lugar.

'Son barcos que fueron abandonados con su tripulación, que tenía contratos basura', dice Sergio Castro, presidente del sindicato de trabajadores del mar (SUNTMA), que tuvo que manejar en los últimos años los casos de marineros africanos y asiáticos librados a su suerte y a menudo forzados a revender partes de las naves para sobrevivir.

Este problema está lejos de ser nuevo y ha crecido con los años.

En total, alrededor de sesenta embarcaciones aparecen en el puerto de Montevideo, que en volumen de contenedores ocupa el 17º lugar en América Latina, según el último ranking de la Comisión Económica de la ONU para la región Cepal.