Una flota de satélites fabricados por Estados Unidos ayuda al gobierno chino a controlar a su población y contribuye a las operaciones de sus fuerzas armadas, pese a que una ley prohíbe la venta de satélites a ese país por razones de seguridad, informó este martes el Wall Street Journal.
Pese a la norma y la creciente preocupación de Washington sobre el poder de Pekín, firmas estadounidenses vendieron satélites a la compañía Asia Satellite Communications (AsiaSat), en parte controlada por China y con sede en Hong Kong, territorio que técnicamente no está sujeto a la prohibición de exportación.
La compañía ha puesto en órbita nueve satélites fabricados por compañías estadounidenses, entre ellas Boeing y SSL, una subsidiaria de Maxar Technologies en California, con sede en Colorado, según el WSJ.
El diario estadounidense cita documentos bursátiles, informes financieros y a trabajadores de la compañía para explicar cómo China pasó por alto la norma estadounidense.
Esas fuentes, dice, describen las actividades de la firma como transmisión de programas de televisión, inclusive deportivos.
Pero los documentos escritos en chino detallan que los satélites de AsiaSat ayudaron a ese gobierno a reprimir las manifestaciones y disturbios antigubernamentales en el Tíbet y la región musulmana de Xinjiang en 2008-2009, informa el WSJ.
Además, a principios de 2013, una empresa china de telecomunicaciones utilizó un satélite AsiaSat para proporcionar servicios de teléfono móvil y acceso a internet a las tropas chinas desplegadas en islas en disputa en el Mar de China Meridional.
Sin embargo, AsiaSat dijo al WSJ que el ejército de China había utilizado los servicios satelitales a través de operadores de telecomunicaciones solo en casos de desastre.
Carlyle respondió que los clientes de AsiaSat son compañías chinas de telefonía e internet que tienen sus propios clientes.
En tanto, SSL le dijo al diario que sus satélites solo se fabricaban para uso comercial, y Boeing aseguró que ninguna de las transacciones con AsiaSat violó las regulaciones de exportación para tecnologías sensibles.
La publicación se produce en medio de la creciente preocupación de Estados Unidos por los esfuerzos de China para obtener, legal o ilegalmente, tecnología estadounidense que por ellos mismos no pueden alcanzar.