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Partidos y mandatarios europeos se preparaban ayer para dar la batalla por los altos cargos del bloque, tras unas elecciones a la Eurocámara que confirmaron el fin del bipartidismo y un auge contenido de los euroescépticos.

Los resultados de los comicios, a los que estaban llamados a votar 400 millones de ciudadanos y registraron una participación del 50,4 %, muestran que no bastará con la suma de escaños de populares (182) y socialdemócratas (147) para configurar una mayoría absoluta, pues suman 329 europarlamentarios y quedan lejos de los 376 necesarios.

Los votantes otorgaron al Partido Popular Europeo (PPE, derecha) la victoria con 180 de los 751 eurodiputados en juego, pero lejos de la mayoría, que ya no podrá alcanzar únicamente con su aliado tradicional, los socialdemócratas (146).

'Ninguna familia política es lo suficientemente fuerte para imponer a su candidato', explicó a la AFP Sébastien Maillard, del Instituto Jacques Delors, para quien 'el juego está abierto' y los mandatarios querrán jugarlo sin ataduras.

Las discusiones se anuncian en cambio complejas. Los dirigentes de los 28 países, que se reúnen hoy para una primera discusión en base a los resultados, ya iniciaron sus contactos para decidir quién liderará la UE el próximo lustro.

Los diferentes grupos políticos mantuvieron eayer discusiones 'complicadas' en Bruselas, según varias fuentes, y hoy por la mañana, antes de la cumbre, los presidentes de grupo deben debatir sobre los próximos pasos.

El sistema de elección del próximo titular de la Comisión Europea, la joya de la corona de los altos cargos a repartir, centrará las primeras discusiones tanto de los líderes como de los partidos, lo que anuncia un pulso institucional.

La Eurocámara reclamó antes de los comicios que el candidato designado por los mandatarios y que a continuación deberán validar los eurodiputados forme parte de los cabezas de lista que lideraron las diferentes familias europeas en los comicios.

El PPE reclamó así la presidencia de la Comisión para su candidato Manfred Weber, quien, por su parte, esperó que el Parlamento Europeo 'confirme en los próximos días' su apego a este sistema de elección conocido como ‘Spitzenkandidat’.

Las '48 horas' de Weber. Pese a reclamar la victoria, no lo tiene fácil para llegar a la cima del Berlaymont, sede de la Comisión. Tras los comicios, 'Weber dispone de 48 horas para lograr ser designado', explicó antes de la votación una fuente europea.

El PPE, blanco de críticas del resto de partidos proeuropeos por mantener entre sus filas al líder populista húngaro Viktor Orban, debe intentar forjar una mayoría con los socialdemócratas, pero también con los liberales o los ecologistas.

'El nuevo equilibrio de poder en la Eurocámara exige un candidato a presidente de la Comisión que pueda construir una mayoría sólida', dijeron en un comunicado los liberales, tercera fuerza con 109 eurodiputados (+40).

La otra incógnita será el nivel de apoyo de los 9 mandatarios del PPE que se sientan en el Consejo Europeo y, especialmente, el de la canciller alemana, Angela Merkel, pese a que está previsto que reiteren su sostén a Weber antes de la cumbre.

'Sin su fuerte apoyo, no tiene posibilidades', según Janis Emmanouilidis, analista del European Policy Centre, recordando que Merkel apoyó a Weber durante la campaña, pero no así al sistema de ‘Spitzenkandidat’.

Si el candidato del PPE no logra el apoyo de al menos 21 de los 28 mandatarios del Consejo, cuyos países representen al menos el 65% de la población, fracasará en su intento de presidir la Comisión y abrirá el juego para otros aspirantes.

El candidato socialdemócrata Frans Timmermans, que tiene como aliado en el Consejo a Pedro Sánchez, o la liberal Margrethe Vestager podrían jugar sus bazas, pero los mandatarios pueden designar a alguien que no fuera ‘Spitzenkandidat’.

Según un alto funcionario europeo, un cierto número de líderes buscará bloquear un candidato, 'pero no el sistema de Spitzenkandidat'. Y rechaza una votación: 'Hacer votar Francia contra Alemania sería una señal de crisis', agregó.

Las fuerzas proeuropeas tendrán no obstante el camino allanado para controlar de nuevo los puestos de poder en la UE, después que los tres grupos euroescépticos, ya sean ultraderechistas o populistas, lograran sólo 171 eurodiputados.

Estos grupos tendrán además complicado unirse en torno a un sólo grupo y organizar un frente común de oposición en la UE en los próximos cinco años, pese a las sonoras victorias de los ultraderechistas en Francia e Italia.

'La extrema derecha no será lo suficientemente grande para bloquear la legislación (...) Y vista su desunión, siempre necesitará una de las grandes fuerzas para hacer algo', según Pelle Christy, de la consultora Euraffex.